¿A qué espera la Sanidad Privada ante el COVID-19? - por Erasmo Quintana *

El escepticismo y la contrariedad que provoca en mí la observación de la rutina diaria, llena de improcedencias fuera de la más elemental razón, me lleva en línea directa a Mariano José de Larra (Fígaro), el convertido en aguafiestas del poder establecido en su época (siglo XIX), pues luchó denodadamente contra falsos patriotismos que ocultaban segundas intenciones, las más de las veces escondiendo aviesas maniobras de ilícitos enriquecimientos, situaciones que denunció con su prosa punzante y agresiva. Se quejaba de que lo llamaran “mal español” porque señalaba los abusos, cosa que hacía sobre todo para que se corrigieran, deseoso de que llegara su España al grado mayor de esplendor, y denunciaba que solo parecía amar a su patria aquellos que, en vergonzoso silencio o educando en la ignorancia, contribuían a la perpetuación del mal patrio. Durante su corta vida de escritor (veintiocho años, a esta edad se dio un tiro en la sien), luchó incansablemente contra el falso patriotismo del halago y la adulación. Yo me reconozco en la rebeldía que animó toda su trayectoria literaria, porque aquellos problemas decimonónicos de Fígaro, mis amigas y amigos, los seguimos teniendo hoy en pleno siglo XXI, cosa que con la tragedia de pandemia que nos afecta se pone en la más clara evidencia.

El presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres (PSOE), en fecha reciente afirmó de la disponibilidad de camas de UCI tanto en la sanidad pública como en la privada para atender pacientes con coronavirus, sobre todo por la saturación de la pública. Se acordó, pues, trasladar enfermos a centros privados, aceptado por éstos solo con una condición: que antes se harán pruebas que demuestren que están libres del Covid-19, clara estrategia de las clínicas privadas de concentrar los casos infecciosos solo en la pública. Estupendo ¿verdad? Este problema pone claramente en evidencia la desastrosa política seguida en este país, España, por el PSOE, la misma que el PP desde siempre: alimentar la sanidad privada a costa de restar eficacia, esto es, óptima eficiencia a la pública.

Yo no digo el Partido Popular, porque es consustancial a su ideología neoliberal, pero lo que no tiene justificación ninguna es que lo haga el PSOE. Éste debió tener por bandera el cuidado y la mejora continua de la Sanidad pública, esa que garantiza la atención de cualquier español con independencia de su poder adquisitivo, la que llega a todos en las mejores condiciones posibles. La Federación para la Defensa de la Sanidad Pública, con sede en Madrid, pone en un comunicado a la Sanidad Pública española en parangón con la de China en la metodología seguida. No hay posible comparación. Aquel gigante asiático es en lo económico, capitalista, pero en lo político una férrea dictadura comunista-maoísta. Además, allí hay una sola Sanidad, mientras que aquí hay dos: la pública y la privada, ambas sostenidas con dinero público, estando con frecuencia aquélla condicionada por los intereses económicos de la privada. Lo que invierte nuestro país en Sanidad es el 5,9% del PIB (la media europea es 7,5%). Ahora, lo que no sabemos es qué cantidad de ese porcentaje va destinado a la Sanidad privada.

Aquí, en Canarias, tenemos también una Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Canarias, la cual cuestiona, como es su deber, que el Partido Socialista Canario ponga en manos de técnicos que vienen de la sanidad privada a gestionar la pandemia del coronavirus, que es problema público nacional, en algo que llaman “colaboración pública-privada”, y que ya vemos la aceptación, colaboración y eficacia que se tiene por parte de la privada. Deja claro que esos dueños de clínicas privadas hacen un alarde de insolidaridad gigantesca no arrimando el hombro en estos momentos tan graves por lo mal que lo está pasando la población con el Covid-19.

Para más inri, se oyen manifestaciones de profesionales médicos, que este no es el momento de discutir la ambivalencia de la Sanidad: Pública-Privada. Que hay que dejar la cuestión para después de que hayamos salido de  la pandemia. ¿Qué me dicen, perdón? Estamos inmersos en un monumental problema de salud pública y hay que cuestionarlo desde el momento, en vivo. ¿Qué es eso de dejarlo para después? Pues miren, no.

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Erasmo Quintana