La Iglesia Católica, ¿no es rica…? - por Erasmo Quintana *

La religión cristiana actual, que en poco se parece a la que inspiró Jesucristo con su ejemplar vida, dicen los entendidos que se instauró e incentivó por intereses que nada tienen que ver con la misma.

Hay muchas pruebas que corroboran este punto de vista, que saltan a nuestro entendimiento nada más se tenga interés en hacer comparaciones. Una de ellas tan solo -por ejemplo- el dogma de la confesión. Jesús nada dijo de esta obligatoriedad, impuesta siglos después de su crucifixión y muerte en la cruz, y que más bien responde a que el clero sepa de primera mano los avatares que pertenecen al seno íntimo de las familias. La información es poder. El verdadero creyente se dirige a Dios directamente si su arrepentimiento es dolorido y sincero, de tú a tú, lo que verdaderamente es válido.

Por el siglo IV, el Imperio Romano propició la religión como estrategia, porque vieron que en sus vastos territorios era necesaria como vínculo de unión de los mismos, el Sacrosanto Imperio Romano. La historia de la Iglesia Católica es variopinta. De estar perseguida y masacrada por los Emperadores llegó a ser todo un poder militar y económico. Encabezó guerras, con sus Papas al frente de los ejércitos y los Emperadores se convertían en Papas. Disfrazaron las milicias con vestimenta religiosa: órdenes de caballería, Orden de Sión, Orden del Temple, Orden de Los Hospitalarios, Orden de San José de Jerusalén, Las Cruzadas y la poderosa Orden Vaticana de los Caballeros de Malta.

Los Papas tenían concubinas, y eran padres de hijos espúrios. A lo largo de tantos siglos su política fue alcanzar el poder económico, mantenerlo y agrandarlo con Bancos propios. La Nobleza Negra Veneciana -Jesuitas-, vinculada a la Orden Vaticana de los Caballeros de Malta, había recibido la donación de la Isla de Malta por Carlos V, convirtiéndola en Estado soberano. Ya en 1834, Napoleón Bonaparte ocupa la Isla de Malta, lo cual hace que se instalen en Roma. Reconocido el Estatuto Soberano, con el tiempo lograron ser una potencia naval, mantenían su flota de aviones, relaciones directas con Naciones Unidas, inmunidad diplomática y observadores permanentes; eran muy celosos de su origen aristocrático. Un príncipe y cardenal de la Iglesia (Orden de la Cruz de Malta) es el máximo responsable. El Papa Pío XII, por los años 50 ordenó un procedimiento para quitarles todas esas atribuciones, pero en el ínterin muere el Pontífice y no se consigue. Aquellos Capellanes magistrales y las familias más ricas y poderosas de Europa quedaron impolutas.

En los tiempos que corren, la Iglesia Católica pide donaciones en medio de la pandemia, que la ruina que viene es para todos, “Hay que pagar el sueldo al cura”, afirma. Ante esto, la Conferencia Episcopal ingresó casi 286 millones de euros en 2019, por la aportación de los declarantes de Hacienda, un 6,37% más que el años 2018, según los datos presentados hace poco por el vicesecretario de Asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal, Fernando Giménez Barriocanal, quién, a pesar de las buenas cifras resultantes, llama a la población a donar por todos los medios posibles y colectas ordinarias de las parroquias, para afrontar la crisis ante la pandemia del coronavitus. “Los fieles tienen que pagar el sueldo del cura.” A los fieles corresponde, para hacer frente a la crisis económica que se avecina, la principal aportación a las parroquias. Lo que pudiera hacer el Espíritu Santo no es posible tenerlo en cuenta. Los fieles deben colaborar con su esfuerzo. De aquí saldrá el suelo del cura, así como los gastos de las instalaciones. “Esa cultura la tenemos que plantear”, ha dicho el vicesecretario para asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal Española.

La Iglesia ha ingresado una media de 20 millones al mes en época previa a la pandemia en España, recaudados en las colectas de los Templos. De ahí que en los meses del Covid-19 la Conferencia Episcopal haya perdido casi 40 millones de euros, por lo que ésta ha insistido en que las aportaciones de los fieles en el portal “donoamiiglesia.es” pueden ser puntuales, pero la aspiración es que los donativos tengan carácter permanente. Para nosotros, la Iglesia es tan rica y poderosa (ni ella misma sabe con exactitud todos los bienes que posee), porque lo suyo siempre ha sido “poner la mano”. No se le ha visto (dado ese inmenso poder económico) ni un pequeño gesto de solidaridad con las clases más desfavorecidas, menesterosas de nuestra sociedad, que la hay y mucha, sobre todo ahora con la Gran Depresión que ya está aquí, salvo la gente voluntaria de Cáritas, o ese santo vivo, que es el padre Ángel, el cual le “saca” dinero a los ricos para atender a sus queridos desharrapados; verdadero y auténtico (que yo conozca) representante de Jesucristo en la Tierra. 

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Erasmo Quintana