En CANARIAS 7, Enrique Bethencourt escribe sobre la azarosa reforma electoral canaria, en la que las organizaciones que más se han beneficiado de una ley electoral obtusa, la CC (de Corrupción Canaria) y el ASereGe de Casimiro, han puesto todos los palos en la ruedas que han podido. Y, encima, una reforma en la que, como dice Enrique, las meticulosidades de Podemos también han estorbado. Pero nos dice el hombre, y ojalá le acompañe la razón, que la cosa ya está caminando. En todo caso, yo, Chema Tante, en lo único que discrepo de este texto es eso de que una ley electoral como es debido causaría "cambios radicales en la composición de la Cámara". No solamente la eliminación formal de las barreras exageradas y el acercamiento al criterio "una persona, un voto", cambiaran la adjudicación de escaños. Además, la supresión del elemento disuasorio de la frustración del electorado, que hasta ahora sabía que algunas organizaciones tenían pocas opciones, puede también influir.