Buscar
jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

Ingenios, ingenuidades y realidades - por Nicolás Guerra Aguiar

 

FRASE NICOLÁS

Ingenios, ingenuidades y realidades - por Nicolás Guerra Aguiar *

Entre lo ingenioso y su opuesto hay notables diferencias. El primero se refiere a la capacidad del ser humano ‘para discurrir o inventar con prontitud y facilidad’. Lo segundo apunta a falta de originalidad. Y que el español, nuestro idioma, ofrezca a sus usuarios un amplísimo campo de sinónimos próximos a algo carente de inventiva permite sospechar la frecuencia de imprudentes actuaciones. Si no, ¿para qué tal abundancia en una lengua sabia, milenaria, riquísima y rigurosamente estructurada?

  Es más: el habla canaria añade voces muy familiares como machangada, toletada… para referirse a lo que el Diccionario Básico de Canarismos define, respectivamente, como ‘dicho o hecho fútil o poco formal, que suele ser enfadoso’ y ‘acción tonta, simple’. (Cabría también sanacada -del adjetivo sanaca- cuando se habla de comportamientos ingenuos, inocentes. Fuerteventura y Gran Canaria le añaden ‘simple, de poco ingenio’).

  Y como los seres humanos de las personas a veces pretenden ser ingeniosos o se lo creen, sin darse cuenta caen en lo contrario (‘por su rareza o extravagancia mueve o puede mover a risa’). Por suerte es solo debilidad momentánea, pues la capacidad intelectual reconduce por el camino de sabidurías, erudiciones y conocimientos. Entonces afrontamos con naturalidad la situación: aceptamos la metedura de pata, nos disculpamos, rectificamos y aprendemos la clase magistral. Pero, eso sí, resulta imprescindible la comparecencia pública para entonar el mea culpa pues, en situaciones concretas (elecciones, por ejemplo) el tema es muy serio: hoy se trata de aspirantes a la representación pública de sus paisanos, lo cual exige riguroso tratamiento de las formas.

  Durante muchos años las más sabias personas en la cosa lingüística afirmaron sin pudor, recato o prudencia que el mejor español se hablaba en Valladolid. Como estudiantes de Filología Románica en la Universidad lagunera le preguntamos un día a don Gregorio Salvador Caja (dialectólogo, lingüista, crítico literario y, años después, vicepresidente de la Real Academia Española -de la Lengua-) sobre tal mandamiento impuesto desde el Olympo. Su respuesta fue inmediata: “El mejor español se habla allí donde haya buenos hablantes de español. Puede ser  Madrid, La Laguna, Oslo, Tokio, Bruselas o cualquier otro lugar”. Inmediatamente añadió: “Pero también en Madrid, La Laguna, Oslo, Tokio, Bruselas o cualquier otro lugar hay quienes hablan muy mal español”.

  Si me permite el símil, estimado lector, pasa los mismo con cuñas publicitarias o vídeos subidos a redes y cuyos protagonistas son políticos canarios (no digo “los políticos canarios”) en campaña... ajenos al sentido del ridículo, como si proponerse el legítimo derecho a ser elegidos tuviera que ver con precipitadas actuaciones cuyos efectos a veces son negativos.  Hay, pues, quienes usan con ingenio e inteligencia las redes sociales para sus fines electorales: muestran elegancia, ironía, controlado sarcasmo... Luego surgen otros: imprudentes actores y actrices, caminantes bailarinas, mensajes sosos como el antoñito en hielo..., cual si estuvieran despistados por la vida y quisieran pasarse dos pueblos.

Nada le descubriré, lector, si me refiero a la coña de profesionales del humor tan inmediatos esta semana en reproducciones y jocosos comentarios (nada hirientes), pues el nombre de nuestra Comunidad aparece ligado a imágenes de vídeos. En ellas, hipotéticas características (imaginación, impacto electoral, calidad técnica, sagacidad, talento...) metamorfosearon sus esencias y aparecen como torpezas, toletadas y machangadas, dichas sean estas palabras con todos mis respetos. Así, varios casos.

   Uno: sublima el vídeo de la señora Barrios cuando con zapatos inmensamente taconados mide a lo ancho un carril para bicicletas. La altura de tales prominencias la elevó hacia los cielos y más allá para, después, iniciar la bajada triunfal en parapente cual arcángel vengador mientras suenan claros clarines rubenianos. Y así fue: el ave fénix de la señora Barrios (JuntosxGranCanaria-CC) me acomplejó. No alcanzaba yo su altura mientras ella, desde la estratopausa, recreaba a Neil Armstrong (“Un gran salto para la ciudad... pero un estropicio para mis septuagenarios fémures, rótulas, tibias, peronés, tarsos y metatarsos si me doy un cachimbazo. ¡Dito sea Dios! ¿Qué karajos hago yo aquí?”, decía su rostro).   

  Dos: el herreño señor Reboso, de AHI, impacta con su psicoanalizable lema “Me mojo por un sueño” (cual si rebuscara en la inicial pubertad). Mantiene silencio ante la cámara y, de repente, se disparata a la marea, quizás avergonzado por su corto... o  efectos de la ensoñación. Pero la mar se encochina, hace suyo el apellido del señor sin palabras ( este busca la alcaldía de Valverde) y produce nueva erupción submarina en el Mar de las Calmas, natural manifestación de desazón.

 Tres: el confundidor lema del conejero Ciudadanos (la giocondana candidata posa en un cartel. Sobre ella, el mensaje: “¡Vamos! Tias”, llega el mediodía y el sancocho senfría). Cuatro: evoca al Oeste el “Se Busca” correspondiente al candidato del PP (“Centrados en Tías”), aparente aspirante a las poligatías. Cinco: recuerdan a ciertos bailes de brujos centroafricanos los sandungueos de la señora Castro (alcaldesa pepera de Güímar)  al ritmo de Abba y Alaska, e invita al mosqueo: “¡Chaaacho!, ¿argún porrito por medio, nenel?”. Parecía una palometa huyendo del chinchorro.

  Sumo los mensajes orales -no ciceronianos, tal vez de Obélix en momentos de desbordamientos intelectuales- como el correspondiente a la elección de la chaqueta azul por una candidata del PP majorero frente a otras dos: “No cambio; me necesitan y los necesitamos. Empieza la Remontada. ¡Quédate!”. Genialidad, maestría, sublimación y descarga metafórica dejaron sin células grises a la creadora, ¡angelito de Dios!

  Dejo para el final el enternecedor monólogo del señor Alarcó subido al caballito infantil de madera, su aparente otro yo: “Hay que estar como niños siempre”. El candidato del PP me recuerda Poeta en Nueva York,  libro surrealista de Federico García Lorca. En uno de los poemas vuelve a la infancia: sus ojos de niño habían visto “la blanca pared donde orinaban las niñas / […] y una luna incomprensible que iluminaba por los rincones [...]”.

  Yo esperaba algo más asiado de mis paisas, ¡por esta!… La imaginación jamás los llevará al poder.

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Nicolás Guerra Aguiar

 

nicolás guerra reseña

 

MANCHETA 9