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jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

Iris - por Yaiza Afonso Higuera

"Mi triste homenaje a Iris"

Iris - por Yaiza Afonso Higuera *

 

  1. De una forma u otra, todos morimos. Murmuró aquel señor con barba descuidada al escuchar la noticia del asesinato de Iris.

 

Sí, todas las personas morimos, pero lo injusto es que en este mundo nuestro sigan muriendo tantas mujeres por el machismo. Machismo que es igual a control, control que es igual a acoso, acoso que es igual a coacción, coacción que es igual a violencia, violencia que es igual a muerte. Esta cadena se repite todos los días en este lugar llamado mundo. Ayer fue en un barrio cualquiera de una ciudad tan normal como la nuestra.

Podemos empezar el cuento allí, en el Sobradillo, en una calle, en un lugar en el que vivía una mujer trabajadora y madre de una niña y dos niños. Una mujer que denunció porque no aguantaba ver dolor en su familia. Ella seguramente quería una vida feliz... Una casa donde se respirara libertad tanto para reír como para llorar.

- Algo habrá hecho, ya las mujeres no aguantan nada, hay que cuidar más a los maridos. Dijo Francisco mientras se dejaba servir un plato jugoso de papas con carne por su mujer.

Seguro que Iris lloró mucho y tuvo miedo de aquel hombre que se creía su dueño, aquel que la perseguía como una sombra insoportable. Ella denunció una vez. Ella denunció dos veces. Pero no sirvió de nada, allí la esperó el asesino con cuchillo escondido, lleno de un odio irracional a la libertad, al derecho a decidir, una rabia incomprensible a su felicidad.

  1. Me la degollaron, me la mataron. Gritó Julia, una madre rota y llena de sangre injusta, una abuela que pensaba en los niños dormidos ya sin mamá.

Todas morimos, pero ninguna debería hacerlo así. Las instituciones públicas se alejan de las víctimas por leyes de racionalización del gasto. Por la crisis, claro. Ese déficit lo pagan mujeres como Iris, y otras que esperan atención, esas que están en segundo plano. Mujeres que toman precauciones ante el miedo que producen los agresores.

  1. Lo siento, ya no hay presupuesto. Comentan en los pasillos.

Después el minuto de silencio, la reflexión mientras se habla de competencias, de que esto no me corresponde. Pero la violencia de género nos corresponde a todas y a todos, personas e instituciones.

  1. Yo no me meto en la vida de los demás, yo creo que le zumba pero que se las arreglen ellos, no quiero problemas. Dice la vecina del tercero al vecino del primero.

Yo solo sé que hoy nos toca llorar por Iris. Yo solo sé que hoy nos toca decir bien alto que el machismo mata, y ya son 40 asesinatos.

 

* En La casa de mi tía por gentileza de Yaiza Afonso