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sábado, 20 de abril de 2024 00:21h.

Lidia Falcón denuncia el maltrato que recibió en un control del aeropuerto de Madrid

lidia falcónA Lidia Falcón, histórica luchadora social y política, dirigente del Partido Feminista, una vigilante de seguridad la sometió a un trato humillante. Aquí está la carta que Lidia ha remitido a PROSEGUR y la denuncia a la Guardia Civil

 

lidia falcón

LIDIA FALCÓN O’NEILL, mayor de edad, de profesión abogada, con DNI 46.204.161-J, con domicilio en la calle Magdaelna 29, 1º, 1ª, 28012 MADRID. Tel 679 80 44 85, email: [email protected],

SR. DIRECTOR DE LA EMPRESA PROSEGUR

Muy señor mío: Me dirijo a V. para exponerle los lamentables hechos que me acaecieron el pasado viernes 5 de mayo, a las 11 de la mañana, cuando iba a pasar el control de seguridad del aeropuerto de Barajas, para embarcar en el vuelo de Iberia con destino a Asturias.

En el momento de traspasar el arco de seguridad sonó la alarma. Entonces una señora con el uniforme de la compañía PROSEGUR comenzó a cachearme palpándome con un detalle totalmente innecesario ya que era evidente, por mi apariencia, que no portaba ningún objeto peligroso, y sin utilizar el aparato detector manual, y me introdujo los dedos dentro de la cintura del pantalón. Como yo le dijera que no me tocara de semejante manera, que estaba humillándome y que en España todavía había ciudadanas que teníamos sentido de nuestra propia dignidad, con una expresión hostil y sin darme ninguna explicación, me retuvo por un brazo como si tuviera autoridad para ello y dio orden de que llamaran a la Guardia Civil.

En tal situación me retuvo durante algunos minutos hasta que llegó una pareja de la Guardia Civil, un hombre y una mujer, y sin justificación alguna me obligaron a acompañarles. Cuando les dije que estaban abusando de su autoridad reteniéndome sin causa porque eran varios y además iban armados, el Guardia Civil me contestó: “Yo ahora, por este caso, no voy a usar el arma. Si por casos así lo hiciera cada día habría muertos en el Aeropuerto”.

Ciertamente mi asombro fue tal ante esta afirmación que no le contesté nada, porque lo que posteriormente he comprendido es que incidentes como el que me provocaron deben  de ser cotidianos por la conducta abusiva de los empleados de la compañía que uste dirige.

A continuación, los tres personajes,  la empleada de PROSEGUR y los dos Guardias Civiles, me arrastraron hasta una cabina tapada con una cortina y la mujer guardia volvió a palparme sin que nada ni en mi apariencia ni vestuario pudiera despertar sospechas de portar instrumento alguno peligroso. Pero esta vez no metió los dedos dentro del pantalón y cuando le dije que eso es lo que había hecho la de Prosegur me aseguró que tenía que hacerlo, aunque ella misma no lo repitió. Tampoco me dio explicación ni indicación de qué clase de reglamento, ni aprobado por quien, dice que a los pasajeros a los que se cachea en el control de seguridad se les puede palpar e incluso introducir la mano dentro de la ropa  por parte de una empleada de una empresa privada.

Todo este episodio, relatado brevemente por mor de la concreción, duró casi media hora y me obligó a correr hacia la puerta de embarque sin permitirme ya detenerme a tomar un café y comprar un periódico como pensaba hacer.

Esta situación significa una evidente abuso de autoridad por parte de la empleada de su empresa que no sé qué autoridad tiene sobre los ciudadanos-, que se valen de su evidente superioridad numérica y del apoyo de la Guardia Civil, que se complacen en humillar a los pasajeros y  conculca los derechos constitucionales que poseemos todos los ciudadanos.

Lo que además demuestra la conducta arbitraria de esa empleada de Prosegur es que en el viaje de vuelta en el aeropuerto de Asturias ninguno de los que controlaban la seguridad cacheaba a los pasajeros manualmente sino que utilizaba un detector manual que actuaba sin ni siquiera entrar en contacto con el cuerpo de la persona.  

Por tanto, en razón de lo expuesto, le SOLICITO, que se  sancione a la empleada nº   por haber actuado con evidente mala fe y abuso de autoridad y se me ofrezcan las disculpas y compensaciones adecuadas.

Madrid, 7 de mayo 2017.

 

FIRMADO: Lidia Falcón O’Neill

SR. DIRECTOR DE LA GUARDIA  CIVIL

LIDIA FALCÓN O’NEILL, mayor de edad, de profesión abogada, con DNI 46.204.161-J, con domicilio en la calle Magdaelna 29, 1º, 1ª, 28012 MADRID. Tel 679 80 44 85, email: [email protected],

 

EXPONE:

Que el pasado viernes 5 de mayo, a las 11 de la mañana, cuando iba a pasar el control de seguridad del aeropuerto de Barajas, Terminal 4,  para embarcar en el vuelo de Iberia con destino a Asturias, sonó la alarma en el momento de traspasar el arco de seguridad. Una señora con el uniforme de la compañía PROSEGUR, que tenía el número de identificación 65991,  comenzó a cachearme palpándome con un detalle totalmente innecesario ya que era evidente, por mi apariencia, que no portaba ningún objeto peligroso,  sin utilizar el aparato detector manual y me introdujo los dedos dentro de la cintura del pantalón. Como yo le dijera que no me tocara de semejante manera, que estaba humillándome y que en España todavía había ciudadanas que teníamos sentido de nuestra propia dignidad, con una expresión hostil y sin darme explicación alguna, me retuvo por un brazo como si tuviera autoridad para ello y dio orden de que llamaran a la Guardia Civil.

En tal situación, como si tuviera autoridad para ello, me impidió moverme durante algunos minutos hasta que llegó una pareja de la Guardia Civil, un hombre y una mujer, que sin darme ninguna explicación me obligaron a acompañarles. Cuando les dije que estaban abusando de su autoridad reteniéndome sin causa alguna porque eran varios y además iban armados, el Guardia Civil me contestó: “Yo ahora, por este caso, no voy a usar el arma. Si por casos así lo hiciera cada día habría muertos en el Aeropuerto”.

Ciertamente mi asombro fue tal ante esta afirmación que no le contesté nada, porque que incidentes como el que estoy relatando deben  de ser cotidianos.

A continuación, los tres personajes,  la empleada de PROSEGUR y los dos Guardias Civiles, me arrastraron hasta una cabina tapada con una cortina y la mujer guardia de número 2197515 volvió a palparme sin que nada ni en mi apariencia ni vestuario pudiera despertar sospechas de portar instrumento alguno peligroso. Pero esta vez no metió los dedos dentro del pantalón y cuando le dije que eso es lo que había hecho la de Prosegur me aseguró que tenía que hacerlo, aunque ella misma no lo repitió. Tampoco me dio explicación ni indicación de qué clase de reglamento, ni aprobado por quien, dice que a los pasajeros a los que se cachea en el control de seguridad se les puede palpar e incluso introducir la mano dentro de la ropa  por parte de una empleada de una empresa privada.

A continuación la guardia me pidió el DNI, todo ello con el evidente propósito de seguir humillándome y causándome un retraso en el embarque del vuelo. Cuando hubo tomado todos los datos del DNI y de la tarjeta de embarque y sin que tuviera que hacer nada más por retenerme, cuando me proponía a salir de la cabina, el Guardia Civil me  lo impide y dice: “Usted no se puede ir porque yo no le he dado permiso”.  Entonces le contesté: “Usted me recuerda tiempos pasados”, y con un desafío en la mirada el agente me amenazó: “Usted va a recibir una sanción por insultos a la autoridad”.

Todo este episodio, relatado brevemente por mor de la concreción, duró casi media hora y me obligó a correr hacia la puerta de embarque sin permitirme ya detenerme a tomar un café y comprar un periódico como pensaba hacer.

Esta situación significa una evidente abuso de autoridad por parte de todos personajes implicados –no digamos por parte de la empleada de Prosegur que no sé qué autoridad tiene sobre los ciudadanos-, que se valen de su evidente superioridad numérica y portando armas de fuego, que se complacen en humillar a los pasajeros y  conculca los derechos constitucionales que poseemos todos los ciudadanos.

Lo que además demuestra la conducta arbitraria de esa empleada de Prosegur es que en el viaje de vuelta en el aeropuerto de Asturias ninguno de los que controlaban la seguridad, cacheaba a los pasajeros manualmente sino que utilizaba un detector manual que actuaba sin ni siquiera entrar en contacto con el cuerpo de la persona.  

Es absolutamente inaceptable que las Fuerzas de Seguridad del Estado se conviertan en cómplices y apoyo de las actuaciones incontroladas de unos empleados de una empresa privada, a la que los ciudadanos no sabemos que autoridad y privilegios se les han concedido, sin la supervisión de las instituciones políticas democráticas que nos gobiernan.

Por tanto, en razón de lo expuesto,

SOLICITO, que se le abra expediente a los agentes de la Guardia Civil, la mujer de nº 2197515, el hombre no consintió en darme su número, que estaban de servicio en el control de seguridad del aeropuerto de Barajas, Terminal 4 de la compañía Iberia; se siga una investigación sobre los hechos relatados, con mi comparecencia en un careo contradictorio, y se proceda a sancionar a los culpables de acuerdo con la normativa vigente, por la conducta abusiva y humillante a la que me sometieron.

Madrid, 7 de mayo 2017.