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martes, 23 de abril de 2024 07:41h.

Lo que necesita Canarias es un Pacto de Sustitución, no de Reactivación de la Economía. No es conveniente reactivar lo que ha sido funesto – por Chema Tante

 

FRASE TANTE CAMBIO

Lo que necesita Canarias es un Pacto de Sustitución, no de Reactivación de la Economía. No es conveniente reactivar lo que ha sido funesto – por Chema Tante *

 Cinco días después de la firma del cacareado “Pacto para la Reactivación Social y Económica de Canarias”, observo que la actitud oficial de quienes dirigen la política de las islas es completamente coherente con la letra y el espíritu del texto: Seguir con lo mismo. Mantener la actitud que, en el mundo y en Canarias ha llevado a la Humanidad hasta la pandemia del coronavirus y, desde antes, a una situación de injusticia social exasperante.

En Canarias no escuchamos más que a gente de la política y de las empresas echando cuentas, a ver cuántas manadas de turistas  pueden alojar en los hoteles. Calculando como podrán meter las perras de las ayudas que vengan, no para que la gente tenga empleo digno y una vida cómoda y feliz, sino para ver como arramblan con el sempiterno 20 por ciento. Carreteras, hoteles, la misma miseria de hasta ahora.

Y todo el mundo atento a si las restricciones de viaje pueden aliviarse; si los estados del opulento Norte no van a sabotear al turismo del sur, o si se pone en práctica la idea de IATA de que se le hagan revisiones al pasaje de buques y aviones en los puertos y aeropuertos de origen. Una idea catastrófica, porque demuestra la ceguera consciente, imbuida por la idea neoliberal del beneficio a toda costa, aunque esa costa sea el medio ambiente.

 Es cierto (me lo chiva el doctor Antonio Cabrera de León, que sabe lo que se dice) que si se somete al pasaje a PCR en el mismo momento de embarcar, se conjura el riesgo de trasladar la infección. Pero claro, eso, si se mantiene a ese pasaje declarado negativo en una burbuja estéril durante una media de 36 horas, día y medio, que es lo que se tarda en conocer el resultado. O hasta más, porque si se ponen a hacerles PCR a las decenas de miles de personas que quieren todos los días  meter en los aviones, los servicios sanitarios se desbordarán.

Se pongan como se pongan, hasta que se descubra y se aplique universalmente la vacuna, no hay procedimiento que permita asegurar que los y las turistas no importen el maldito virus, además del bañador y las cholas. Incluso en el supuesto improbable de que se obtuviera un test fiable al instante, eso no haría viable el turismo masivo a medio plazo, por la sencilla razón de que todo indica que la incidencia de la infección seguirá siendo alta, y se esperan nuevos rebrotes para el futuro. De manera que esos PCR de resultado al minuto que se hicieran en las puertas de embarque darían como resultado, no que los aviones se puedan llenar, sino un buen número de rechazos de gente contagiada y contagiosa. A ver qué ocurre entonces con los pasajes no utilizados, las reservas no cubiertas. Y los aviones, con menos ocupación, los hoteles sin llenar...

Que lo entiendan, de una vez, quienes dirigen la política y las empresas canarias: la movilidad, ahora y en los tiempos que vienen, estará muy restringida. Muy restringida.´El turismo ha muerto, les guste, lo quieran, lo acepten, o no.

 Sin embargo, ni siquiera ese es el problema. Aunque fuera posible, que no lo es, que el turismo masivo pueda revivir de las cenizas, sus consecuencias aciagas, su inconveniencia comercial y la injusticia social que genera, persistirían. No es que la detención de la operación de turismo masivo obligue a sustituir el concepto. Esa detención brinda una oportunidad irrepetible para un cambio que se impone por la malignidad que supone que unas islas alejadas y de territorio reducido reciban un volumen brutal de turistas, que se captan con precios bajos con un balance económico socialmente desastroso. Esta malignidad nos ha movido durante largo tiempo a muchas personas a reclamar que cesara una explotación irracional. Pero siempre se nos respondía que no había remedio, que ese cambio no era posible hacerlo. Que la máquina turística no se podía parar. Que no era una cuestión “así como así”. Pues bien. El momento ha llegado. La máquina se ha parado. En seco. La Pachamama, en su exasperación, ha utilizado al maldito virus como un ejemplar correctivo para todo el mundo. También para Canarias. Aquí no va a venir nadie, durante algún tiempo. Ya podemos cambiar de arriba abajo toda la actividad económica canaria.

Sin embargo, el dichoso -y alborozado sin causa ninguna- Pacto por la Recuperación no contempla absolutamente ninguna iniciativa que pueda sustituir al turismo masivo. Más allá de las declaraciones de intenciones, nada nuevo, sobre las energías renovables y el sector primario, el Plan pactado se ha limitado a copiar y pegar los textos de mil documentos anteriores a la crisis pandémica. Vagas intenciones mil veces formuladas, pero que no han tenido, como sabemos, efecto práctico alguno.

 Las tragedias que asolan al mundo y de las que Canarias no está ausente, ésta sobrevenida ahora, la pandémica del Covid-19; y las endémicas de la desigualdad social y la destrucción de la habitabilidad del Planeta, tienen un origen común: las ansias neoliberales de obtener beneficios a todo pasto y a cualquier precio. Y el turismo masivo es una de las mil facetas de tal estrategia. De esta manera, el turismo masivo, que destruye territorio, asola medio ambiente y no permite que la mayoría de la población comparta los beneficios obtenidos, malvendiendo los recursos naturales y los valores culturales, es altamente inconveniente para Canarias y fuertemente lesivo para la Humanidad. Y, encima, es una actividad poco viable económicamente, a corto y medio plazo, a menos que se ponga en peligro de infección a la gente isleña y a los países relacionados.

 Pero todas esas evidencias no les importan a quienes parecen haberse puesto de acuerdo para “reactivar” la economía sobre los mismos cimientos catastróficos.

 La economía canaria tiene que tomar otros derroteros. Yo, Chema Tante, no me he perdido en vaguedades, he recomendado líneas de actuación, hacia un turismo de calidad, de poco turismo a precios altos y de otras líneas. No pretendo deslumbrar a nadie con mi sabiduría, como le decía el genuflexo Clavo a un periodista crítico. Lo que quiero es hacer ver que se puede descender de los cielos a la realidad de nuestras pobres islas y empezar a buscar otra manera de aprovechar nuestras posibilidades y recursos, sin malgastarlos y, haciendo que esta vez toda la población de canarii reciba su parte de beneficios. No solamente la marichalada y los cobiellacos. Porque no puede continuar lo que ha pasado, en los seiscientos años de nuestra historia europea -cuando yo era joven, eran quinientos, pero ¡ay! ya dejó hasta de pasar el agua bajo los puentes de Palo o de Santos. Hasta alguno de esos puentes ni existe ya- No. Es intolerable que la sociedad isleña siga con el esquema abusador de la mayoría por unos pocos. La pandemia tiene que ser el punto de partida para una economía participativa. De verdad, porque el clima, el paisaje, el sol, los mares y, sobre todo, el conocimiento y el trabajo, son patrimonio de toda la grey canaria.

 Yo vuelvo a decirle a quienes gobiernan y a los sindicatos y a la gente de las empresas con cerebro y sentimientos, que también los hay, que dejen de asumir lo que dice la gente que tiene y que empiecen a escuchar a la gente que, si no sabe, al menos se preocupa, como yo.

Ahora hay que reconvertir la economía. Y Canarias no puede hacer como ha hecho siempre, sentarse a esperar que venga alguien a hacerlo, y a llevarse el jugo de lo que se haga. Canarias tiene que tomar el timón y diseñar el rumbo que lleve a nuestra gente a su futuro.

 Canarias tiene que reformular su estructura alojativa turística y de restauración y ocio a la baja, a un tercio de las dimensiones actuales.  Siempre ha sido una necesidad, pero ahora, las circunstancias obligan. La baja de demanda y las restricciones de ocupación y viajes determinan que solamente con precios altos y poca oferta el turismo pueda sobrevivir.

Canarias tiene que fortalecer la rentabilidad del negocio del turismo, por la vía de incrementar al máximo el consumo de las y los turistas con productos locales y con el manejo en los mercados y el transporte de las personas, con empresas canarias. Las operadoras turísticas han perdido mucha entidad, por la presencia del comercio en línea. Y en Canarias existen profesionales y empresas con suficiente experiencia para encaminar el comercio electrónico y prestar el servicio de traer y llevar a las y los visitantes. De estas maneras, la rentabilidad para Canarias del destino crecerá exponencialmente, redistribuyendo además la riqueza de una manera más lógica y equitativa por todo el tejido empresarial y social. Y Canarias además, tiene que explorar otras actividades productivas, más adecuadas y convenientes para sus circunstancias y características.

 He aquí mis propuestas, en líneas generales:


 

  • Eliminar el turismo masivo como eje principal Y CASI ÚNICO de la estrategia económica canaria.

  • Reducir la oferta turística canaria a un tercio. Solamente podrán operar los hoteles, restaurantes, bares y comercios de la más alta calidad. El resto del tejido empresarial tendrá que someterse a los programas de reconversión.

  • Solamente las empresas que entren en el Plan de Reconstrucción recibirán ayudas oficiales, en los términos que se establezcan.

  • Crear una conciencia de país, dirigida a la producción y exportación de bienes adecuados a las condiciones de lejanía del Archipiélago

  • Creación de una marca de calidad única para toda la producción de exportación y turística canaria. Una marca que opere como “paraguas”, unificando y rentabilizando las estrategias de comercialización, promoción y comunicación publicitaria de todos los productos canarios de exportación. Que los targets identifiquen por igual una fruta, un queso, un vino, un medicamento, un elemento de cosmética, un conocimiento o una estancia de vacaciones, como de calidad canaria. Se trata de construir una marca, que se sustente en los valores canarios de sostenibilidad, respeto por el ambiente, tradición e innovación conjugadas. Una oferta integral.

  • Unificación de un criterio único de alta calidad. Todos los productos cobijados en la marca única Canarias tienen obligatoriamente que participar de este criterio  de excelencia.

  • La comercialización de productos de exportación y del turismo deberá centralizarse en el sector público. Canarias operará en los mercados internacionales con la estrategia de unos “grandes almacenes”, que ofrecen las más variadas líneas de productos, cobijados por una sola marca, en este caso, la canaria.

  • El transporte de ida y vuelta de las y los turistas deberá realizarse con empresas canarias, con buques y aviones adaptados a las nuevas circunstancias y exigencias de seguridad y de ahorro de energía.

  • Los productos de exportación y los ofrecidos al turismo tienen que ser de alta calidad, con precios unitarios altos y susceptibles de ser operados en el comercio electrónico. Volumen y peso reducido, empaques atractivos y seguros, que protejan de roturas y deterioros.

  • Las lineas generales de producción para la exportación aprovecharán las ventajas diferenciadoras canarias:

    • Productos agrícolas, frutas y hortalizas en formatos de alta calidad

    • Productos de la agroindustria, quesos, mieles, salsas, bebidas...

    • Artesanía

    • Moda y textiles

    • Productos farmacéuticos, especialmente los naturales

    • Productos de cosmética, especialmente los naturales

    • Componentes electrónicos

    • Conocimiento (energías renovables, agricultura, ganadería y pesca, desalación, diseño, software)

  • La exportación de productos canarios de calidad aprovechará al máximo las ventajas del comercio electrónico, con los procedimientos de puerta a puerta.

  • Las estructuras turísticas de alojamiento y restauración utilizarán en exclusiva la producción local. Solamente podrá apelarse a producto importado en los casos demostrados de no existencia en el mercado. Esta oferta de producto local, el llamado kilómetro cero, constituirá uno de los atributos favorables determinantes en la promoción externa.

  • Implantación contundente urgente y rápida, de las energías limpias.

  • Estrategias de ahorro de consumo de energía

  • Tener en cuenta que Canarias es un enclave europeo en África. Canarias debería ser el centro de referencia en formación profesional, en educación universitaria, en atención sanitaria y en operaciones comerciales para los países del continente del que formamos parte, mal que pese a algunas gentes.  

No se trata de nada difícil. Hay tiempo para ponerlo en marcha, aprovechando los recursos que tienen que venir. Si tales recursos se derrochan intentando recuperar un turismo masivo que ha muerto, la responsabilidad de quienes lo hagan, será criminal.

 

 * Lo escribe y lo sostiene Chema Tante

CHEMA TANTE

 

MANCHETA 21