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viernes, 29 de marzo de 2024 00:12h.

No, nos endilgue más sermones, señor Sánchez. - por Lidia Falcón

 

FRASE LIDIA FALCÓN

No, nos endilgue más sermones, señor Sánchez. - por Lidia Falcón, presidenta del Partido Feminista *

Estamos ahítas de oírle cada mediodía con tono almibarado, sensiblero y doliente exhortarnos a ser pacientes, buenos, resignados, resilientes, solidarios, caritativos y a permanecer sumisos, encerrados en nuestras casas, a la espera de que las grandes decisiones que está tomando nos conduzcan al final de la pandemia y a un futuro feliz.

 Señor Sánchez, no haga más a la ciudadanía responsable de la continuidad de esta situación de bloqueo del país y explíquenos cómo ha sido posible que nos encontremos en ella. Porque no ha tenido la menor humildad para reconocer que las primeras medidas que se tomaron para frenar la extensión de la epidemia fueron tardías, incompletas y trufadas de triunfalismo y de un optimismo sin ninguna causa.

 Cuando los votantes  de la izquierda española se felicitaron por el triunfo de la coalición del PSOE y Unidas Podemos no fue para que en la primera situación de crisis el gobierno se quedara paralizado y tardía y torpemente tomara las decisiones timoratas que ya nos han demostrado su inoperancia.

 Cuando el 5 de febrero las grandes empresas de telefonía comienzan a retirar su participación en el Mobile de Barcelona que debía celebrarse el 24 y 27 de ese mismo mes, ante la evidencia de la extensión de la pandemia, el  11 de febrero la Ministra de Hacienda María Jesús Montero hace unas declaraciones públicas en las que considera que es exagerada esa decisión, asegurando que no hay ningún peligro en asistir al evento y que  la sanidad en España es la mejor del mundo. El evento se cancela sin embargo el 12 de febrero por la decisión del Comité del Mobile que ve desarticulada la Feria con la ausencia de los grandes consorcios del sector, y recibe las críticas más ácidas del gobierno que considera que es una decisión equivocada.

 Cuando la OMS declaró la alerta por la epidemia del Covid19 el 30 de enero de 2020 usted y su gobierno debieron haber tomado las medidas necesarias para proteger a la población, teniendo en cuenta los millones de viajes que transportan a los ciudadanos de una parte a otra del planeta. Hasta el 15 de marzo usted, hoy tan preocupado por el destino de los hombres y mujeres que penan en los hospitales, mueren sin compañía y ni siquiera tienen un espacio en los tanatorios, no impone el confinamiento. Y hasta aquel momento se habían permitido los viajes que dan la vuelta al planeta, incluidos desde China e Italia,  los eventos políticos, las manifestaciones multitudinarias, los encuentros, las comidas y fiestas en todos los restaurantes y terrazas de España. Cuando comenzaron a caer las víctimas ninguno de los componentes de su gobierno salió a reconocer el error que había supuesto semejante actuación. Cuando se encontraron los cadáveres de los ancianos en las residencias privadas  ningún responsable se dio por aludido. Incluso cuando se presentó la denuncia ante la Fiscal General del Estado ésta la archivó porque ya se tramitaban los procesos en las ciudades donde había sucedido. Y no sabemos nada más.

 Cuando resultó evidente que los hospitales públicos no podían atender la avalancha de casos, que no hay plazas en las UVIS, que los sanitarios no disponen de trajes de protección ni aun de mascarillas, que los enfermos se mueren ahogados porque no hay respiradores y que cuando se intentan comprar en el mercado exterior Francia y Alemania han copado con tiempo todos los suministros y no piensan exportarlos, y hay que suplicarle a Turquía que nos devuelva el cargamento que nos enviaba China y que pretendía quedarse, que se compran respiradores que no sirven y hay que volver a encargarlos. Cuando se ha decidido que los mayores de 70 años no se ingresen en las UCIS porque no hay plazas y queden abandonados a su suerte, y los sanitarios están extenuados, las familias desoladas sin poder despedirse de sus deudos en el último momento, y los almacenes de camas como el IFEMA se denominan hospitales, donde no hay suministros ni organización, y ni aún plazas en los tanatorios, todavía el ministro de Sanidad no ha presentado su dimisión.

 Ni tampoco la de Igualdad ni la de Trabajo ni el Vicepresidente de Asuntos Sociales, que no nos han dado ninguna explicación de lo que les está pasando a las mujeres prostituidas encerradas en los burdeles ni a las maltratadas obligadas a penar en casa con sus verdugos ni a las personas sin techo bajo el que guarecerse ni a los menores abandonados ni a los emigrantes y refugiados sin papeles a los que ni se menciona.

 Con la permanente amenaza de que “viene la derecha” los militantes y votantes de la coalición tienen enmudecida toda crítica. Cómo el Partido Feminista se ha mostrado crítico con la gestión del gobierno hemos recibido nuevamente la catarata de insultos y descalificaciones con que nos obsequian los fanáticos seguidores de los partidos gobernantes. Habría que recordar que fue la izquierda la que inventó la autocrítica como un mecanismo de análisis y mejora de la política y la estrategia que debiera seguir. Por lo que hay que dudar muy seriamente dónde está esa izquierda. No se puede seguir instalado en el espacio de la izquierda si se sigue ocultando la verdad, maquillando y embelleciendo la dramática situación que estamos viviendo, que se prolongará más tiempo del que usted nos predice, y sin que ni el ministro de Sanidad haya dimitido ni el de Asuntos Sociales nos haya dado explicaciones de qué medidas se han tomado para proteger a los sectores sociales más desprotegidos.

 Porque en realidad no se ha tomado ninguna medida y no se piensa hacer. Esas personas desamparadas no votan y a usted y a sus colegas y aliados no les interesan. Y yo me pregunto, ¿qué es ser de izquierda? ¿Presumir de ello? ¿Llevar un triangulito rojo en la solapa? ¿Quejarse de lo mala que es la derecha? ¿O estar reclamando siempre ayudas para los autónomos? Si las mujeres maltratadas que se suponen más de dos millones, encerradas en la prisión de la casa con el maltratador, las mujeres prostituidas que están muriéndose de hambre abandonadas en los prostíbulos y en los puticlubs de carretera, los niños sin tutela que vagan por las ciudades, los miles de personas que viven en la calle, las mujeres que limpian en casa ajenas sin seguridad social y que han tenido que dejar de trabajar, los refugiados y emigrantes ilegales escondidos para que no los deporten o encerrados en los CIEs, los campos de concentración modernos, no son los primeros motivos de preocupación del gobierno, ¿De qué demonios de izquierda hablamos? Y, ¿los que apoyan ese engendro de coalición que se ha sentado en el Consejo de Ministros, creen que se puede presumir de ser de izquierda haciendo esa política de indiferencia, abandono y crueldad hacia los sectores más desfavorecidos? Entonces, ¿para qué existen Podemos e Izquierda Unida? ¿Qué clase de Partido Socialista es este?  Quedémonos todos en las filas de la derecha y el liberalismo que actuarían de la misma manera, y así, además se llegaría pronto a ese acuerdo que tanto reclaman.

 Y para que la ciudadanía siga contentándose con aplaudir por las tardes y difundir vídeos de yoga y de cánticos, después de enterrar a sus muertos, usted, señor Sánchez, nos endilga cada día sermones anestesiantes, no fuera a ser que comience a acabarse la paciencia.

 Pues bien, yo le digo que si hemos de enfermar, y hasta morir, que sea sin tener que soportarle cada día exhortándonos a aceptar esta tragedia con alegría y resignación.

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Lidia Falcón y la colaboración de Felipe de la Nuez

 

LIDIA FALCÓN RESEÑA

MANCHETA 21