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jueves, 25 de abril de 2024 00:27h.

solo una racional y rigurosa esperanza: la Ciencia

 Pandemia. entre la libertad y la mano dura - por Nicolás Guerra Aguiar

 

frase guerra aguiar

 

MANIFESTACIÓN HOLANDA NICOLÁS GUERRA

    Pandemia. entre la libertad y la mano dura - por Nicolás Guerra Aguiar *

Resulta curioso el comportamiento de ciertos sectores sociales últimamente muy activos en distintos países occidentales como pasó en el barrio de Salamanca, Madrid, y acaba de suceder en Ámsterdam. (Por cierto: ¡cuánta maestría muestran los camareros de la cervecería Berkhout cuando tiran y rasan la espuma de los copones!) 

CERVECERÍA BERKHOUT

  Así, en la capital centroeuropea (a fin de cuentas el norte son Finlandia, Suecia y Noruega) la policía dispersó días atrás una manifestación contra el confinamiento y las medidas anticovid. Los asistentes, desprovistos de mascarillas y agrupados sin control, emulaban a los norteamericanos invasores del Capitolio mientras estos pisoteaban la esencia más pura del sistema democrático, ajenos también a las elementales precauciones sanitarias. (Por nuestras tierras un medio español siembra aparentes asperezas: “El Gobierno impone una vacuna obligatoria e inexplicada”.)

MANFESTACIÓN AMSTERDAM COVID

 ¿Quienes así se comportan son, quizás, rebeldes ante la provisional merma de libertades individuales y colectivas? ¿Acaso acertados visionarios frente a hipotéticas maniobras programadas “desde arriba” para ir minando -en nombre del bien colectivo- elementales derechos conseguidos con sufrimientos, sangre y tragedias humanas? (No perdamos de vista esta hipótesis.) 

  ¿O pertenecen, tal vez, a grupos ideológicamente muy organizados, ayer defensores y consentidores de silencios impuestos por el terror, pensamiento único,  prohibiciones, detenciones, condenas carcelarias… con la estratégica apariencia de mártires por la libertad mientras reclaman lo que ellos mismos les negarían a sus oponentes si fueran poder?   

 ¿Descienden, quizás, de algunos abuelos incondicionales de “Dicen los viejos que este país necesita / palo largo y mano dura / para evitar lo peor” (“Libertad sin ira”), versos intencionadamente descontextualizados por el eclesial Hispanidad, melodía anteayer tan tarareada y cantada cuando el pueblo español se echó -¡al fin!- a la calle (1977) mientras reclamaba con Jarcha, a voz en grito, “¡Amnistía, Libertad; Amnistía, Libertad!”?   

libertad sin ira jarcha

 CASADO  Pues ahí es donde están la trampa, el truco, el juego. “Que por mayo era, por mayo / cuando hace la calor”: corría el año 2020 cuando el señor Casado, “líder de la derecha tibia nacional”, confirmó que su grupo parlamentario votaría negativamente en el Congreso de los Diputados si el Gobierno -tambaleante, desorientado y anonadado- pensaba proponer una nueva solicitud para la ampliación de la prórroga de alarma. Fue contundente el líder del PP: "No hay excusa para mantener a toda España en situación de excepcionalidad constitucional". 

  Pero su partido, gobierno en Andalucía y Castilla – León, esta semana amplió ilegalmente la orden de confinamiento desde las 20:00 horas. Y allá por mayo del 2020 hubo desafiantes y provocadoras manifestaciones ante la debilidad del Gobierno. Los patriotas también salieron a la calle al grito de “¡Libertad libertad!” frente al intento de imposición de la dictadura proletaria, sector socialista-comunista-bolivariano-maoísta-persa. 

 HISPANIDAD ¿Qué temen? ¿Qué frío desasosiego les aumenta la ansiedad? Eso, al menos, apunta Hispanidad (15.1.): “Sigue el miedo. La derecha, aún más histérica que la izquierda ante el Covid”. Por tanto, ahora resulta que el Partido Popular, al decir de la prensa amante de libertades, albedríos y voluntades ciudadanas ha sobrepasado a los regímenes totalitarios “en el liberticidio de prohibirlo todo”. El mundo al revés o, acaso, la identificación derecha – absolutismos de izquierdas. (Anonada tal galimatías: ¿lenguaje oscuro? ¿Impropiedad de la frase? ¿Confusión de ideas? ¿Globalización? No lo sé. Mis células grises tiempo ha que se rindieron frente a contradicciones e incoherencias ideológicas.)

   La cuestión planteada por ciertos sectores -con todos mis respetos, obviamente- nos lleva al punto inicial de partida: ¿la restricción de la libertad -desplazamientos, reuniones, confraternidades a cualquier hora de la noche, paseos en las del alba...- repercute directamente en el control del acelerado impacto negativo covidiano? Menos libertad, sacrificio y renuncia a elementales derechos como los apuntados, ¿significan menos contagios, menos muertes, a pesar del devastador impacto económico sobre todo en pequeñas y medianas empresas? 

  Los grandes, ya se ve -supermercados, eléctricas, bancos-…, jamás lo habían tenido tan claro: las ganancias extras se las pagamos nosotros con las disparatadas subidas de precios ante las cuales el Gobierno calla, considera imposible su control. O teme, claro. O acaso es cierto que los consejos de administración son más poderosos que los ministerios. No recuerdo una cesta de la compra tan cara y disparatada como en estos últimos meses. Y con los fríos… el precio de la luz casi alcanza a las estrellas.  La tarjeta -su uso se ha quintuplicado- significa más ingresos para la banca. 

PIO BAROJA   ¿Qué nos queda? Pues, desde mi punto de vista, solo una racional y rigurosa esperanza: la Ciencia. Pero no a la manera del médico (protagonista) de El árbol de la Ciencia, la mejor novela del noventaiochista Pío Baroja, retrato de la España subdesarrollada de fines del XIX. En ella el facultativo termina suicidándose, pues no encuentra en la ciencia las respuestas sobre los sentidos de la vida y el mundo. (Ni la Ciencia ni instituciones han podido dar explicación a las eternas preguntas: ¿de dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Para qué estamos en el mundo? Lo dejó escrito Rubén Darío: “[…] pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, / ni mayor pesadumbre  que la vida consciente”. De ahí que árboles y piedras sean dichosos, afirma en los iniciales versos: los primeros son apenas sensitivos; las segundas, ni tan siquiera sienten.)  

RUBEN DARIO

maría a blasco   Así pues, ha de ser Ciencia como la entiende la doctora María A. Blasco, bióloga molecular y científica. Es decir, Ciencia como única respuesta global a la pandemia, planteamiento ratificado por otros investigadores. En pocos meses han aparecido vacunas (cuya efectividad, es cierto, se supone). Pero no son casuales, accidentales o fortuitos sus descubrimientos: ya se conocían otras investigaciones sobre coronavirus, “sobre los mecanismos que usa el virus para infectar a las células, sobre la respuesta inflamatoria que produce el virus, sobre cómo se copia el material genético de este virus...”.

  (Vienen al recuerdo las palabras del doctor Chil y Naranjo -1876-, científico canario frente a los adoradores del oscurantismo: “Lo que nunca puede perdonarse es la mordacidad de la ignorancia al querer calumniar a la ciencia”.) 

GREGORIO CHIL Y NARANJO


 

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Nicolás Guerra Aguiar

nicolás guerra reseña

 

 

MANCHETA 9