¿Y en el campo canario? - por Chema Tante *

Todo lo que cuenta Isene de Miguel, va a misa. Pero, en lo que respecta al sector primario canario, todo eso se repite, magnificado y con más dolencias. Vamos, como de costumbre, cuando se comparan las circunstancias de cualquier fenómeno en el estado español y en Canarias.

Esa historia del diferencial brutal de precios entre la producción y el consumo se repite en Canarias. Pero el declive de la agricultura y la ganadería canarias se acentúa por la pasividad del gobierno para enfrentar la aberración de que en estas islas alejadas,  abandonadas por la providencia y por los poderes humanos, se importa el noventa por ciento de lo que se come. Si. De cada diez piezas de alimento que se come la población isleña y los dieciseis millones de turistas que vienen todos los años, de esas diez, nueve son importadas. Pagando facturas engrosadas por el coste de un largo trayecto de transporte y de meses de conservación refrigerada o congelada. De esta manera, la población canaria y el turismo se alimentan con productos nada frescos, con sus condiciones nutritivas deteriorada. 

Y esto, en un territorio de larga tradición agrícola y pecuaria y en el que se puede cosechar todo el año. Un territorio con niveles de desempleo y de empleo precario y de pobreza terribles, con las ciudades hacinadas y los campos deshabitados. Con una agricultura y una ganadería huérfanas de todo apoyo oficial. En Canarias exite una empresa, GMR Gestión del Medio Rural que es un ejemplo de inanidad operativa.

Simplemente trabajando por la soberanía alimentaria, situación lógica en un territorio a miles de kilómetros de los mercados alimentarios, y el correspondiente apoyo a la producción, eliminando intermediarios piratas, el Gobierno de Canarias no solamente solucionaría el marasmo del sector primario, sino buena parte de los tremendos problemas sociales que atribulan a la población canaria.

Lo escribe y lo sostiene Chema Tante

El PSOE extremeño abrazó el dogma neoliberal, renunció a una reforma agraria que redistribuyese la titularidad de los latifundios improductivos, para crear riqueza y empleo en zonas rurales hoy devastadas, y a poner en pie un modelo productivo diversificado que permitiera a esta región vivir de sus propios recursos.

En lugar de entender el fondo del problema, el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, las derechas extremas y tertulianos varios, que sólo vienen a nuestra tierra a desconectar en una casita rural, intentaron silenciar el debate vinculando las protestas a la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) y señalando a los jornaleros, la parte más vulnerable del tejido agrario.

Todo el clarísimo artículo de Irene de Miguel en EL DIARIO

https://www.eldiario.es/tribunaabierta/pasando-campo-espanol_6_992910715.html