Nuestros mejores deseos, en el primer “La Realidad y la Palabra” de 2021, de salud y vida buena a nuestros lectores.
Mucho nos duelen los efectos de la epidemia, y lo que falta, que diría un castizo, pero comienza a verse el período de recuperación, todavía alejado. La sociedad se pregunta cuál será el enfoque adecuado para abordarlo. En la crisis de 2008 la Unión Europea mantuvo lo que se denominó “austeridad”, aunque el BCE, tras muchas vacilaciones, no tuvo más remedio que relajar la política monetaria y dotar al sistema financiero de liquidez sin límites prácticos, para evitar su descomposición total. Los gobiernos españoles de la época se apuntaron con entusiasmo a la austeridad, con grave perjuicio para los sectores (sanidad, educación, infraestructuras, etc) en que la participación pública era imprescindible, un deterioro considerable de las condiciones de vida de los trabajadores y un aumento importante de las desigualdades sociales.
La relajación cuantitativa del BCE evitó el colapso financiero, pero no impulsó inversiones suficientes para sacar a la UE de su declive industrial, tecnológico y social. Por esta razón se han tomado en esta nueva crisis algunas medidas distintas a las anteriores, como la creación de un fondo de inversiones, una parte sin retorno, cuyas características siguen en discusión tanto en cada país como en las instituciones comunitarias.
Las grandes empresas ya están aprovechando las nuevas posibilidades para presentar proyectos que incrementen, o al menos mantengan, su poder oligopólico sobre la sociedad, aunque traten de presentarlos como alineados con alguno de los ejes prioritarios de la UE. Así entienden esa ambigüedad que acompaña al concepto “cooperación público-privada”. La experiencia señala que en la cooperación es el sector público el que invierte y el privado el que se apropia de los beneficios, que van a parar al mundo financiero, sin mejorar la distribución de ingresos ni las perspectivas de la sociedad. Estaremos atentos para denunciar estos casos y presentar alternativas de progreso.
En dos artículos Juan Torres nos comenta sendos aspectos del momento actual: el posicionamiento de los poderes económicos en la crispación existente, en un caso, y, en el otro, la realidad sobre el ITF (Impuesto a las Transacciones Financieras), recién entrado en vigor y que constituye la más tradicional demanda de ATTAC, incluso en el propio nombre de la Asociación. Saludamos el ITF con el moderado optimismo que corresponde.
José-Santos Pulido desmonta las premisas esgrimidas para la reciente absorción de Bankia por CaixaBank, poniendo de relieve que no se conseguirá una entidad más preparada para las circunstancias existentes, pero sí es de temer consecuencias negativas para los clientes y la sociedad en general.
El artículo de Jorge Fabra Utray explica las oscilaciones que los consumidores sufrimos en el precio de la energía eléctrica. Se deduce que las subidas de los últimos tiempos no se deben básicamente a los efectos climatológicos, sino a la estructura del sistema de precios, ya establecida en los tiempos del Gobierno del PP a primeros de siglo.
El Tratado sobre la Carta de la Energía se encuentra en pleno proceso de reforma, basándose en una serie de ventajas que se obtendrían con su modificación. Un artículo, publicado por varios ATTACs europeos, entre otras organizaciones, señala lo que hay de cierto en las ventajas que se aducen.
Albino Prada, miembro del Consejo Científico de Attac, se pregunta por el tipo de economía conveniente en el futuro, cuestión decisiva para el planteamiento del Plan de Reconstrucción Económica preciso, que será apoyado, en cierta medida, por los Fondos Europeos previstos. Se aborda el futuro de la colaboración público-privada y las características de los sectores privilegiados en el Plan.
Por supuesto, en las webs de Attac se encuentran muchos más artículos y puntos de vista reseñables. No dejéis de visitarlas.
Buen comienzo de año.
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