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viernes, 19 de abril de 2024 10:24h.

Trabajo asalariado y capital en el Siglo XXI - por Francisco Morote Costa (2003)

 

FRASE MOROTE

Trabajo asalariado y capital en el Siglo XXI - por Francisco Morote Costa (2003), presidente honorario de Attac Canarias *

A Antonio Cabral. In memoriam.

Hace tiempo que la burguesía se asignó la oportunidad, el riesgo y el derecho casi exclusivo de producir los bienes y servicios necesarios para la existencia del conjunto de la sociedad. Sin embargo, tal tarea no pudo realizarla por si sola. Necesitó el concurso de la fuerza de trabajo asalariada. Fue por eso que surgieron las relaciones de producción basadas en el binomio capital-trabajo asalariado, relaciones que han dominado el panorama histórico de los siglos XIX y XX, y sobre las que cabe preguntarse si dominarán también el panorama general del siglo XXI.

En cuanto al capital y al propio sistema capitalista, no está de más recordar que tras la desaparición de la Unión Soviética y la crisis de la mayoría de los partidos comunistas se aleja, al menos hipotéticamente, la posibilidad de una revolución obrera que ponga fin al modelo fundado en las relaciones de producción capital-trabajo asalariado. Por otra parte, para el capital el riesgo es aún menor si consideramos las ideas y proyectos de la mayoría de los partidos socialistas y socialdemócratas, gravemente contaminados por el pensamiento neoliberal. Sólo las catastróficas consecuencias de la aplicación de las recetas neoliberales en el Sureste asiático y en Latinoamérica y la voluntad de los nuevos gobernantes de algunos de esos países de poner coto a una doctrina que otorga, como en los inicios de la revolución industrial, un poder omnímodo al capital, parece haber devuelto a algunos sectores de esos partidos el coraje suficiente para reivindicar el papel intervencionista del Estado y su responsabilidad como corrector de las desigualdades más lacerantes y promotor de la cohesión social.

En el contexto de una situación tan favorable no es de extrañar, pues, que la elite capitalista mundial -la que se reúne en Davos y otros cónclaves semejantes- que, con la globalización neoliberal, pretende crear un orden económico aún más ventajoso y provechoso para sus intereses, esté convencida de poder diseñar en solitario el mundo del siglo XXI que ha comenzado. Por supuesto sus planes incluyen, como objetivo central, seguir produciendo los bienes y servicios necesarios para la existencia del conjunto de la sociedad en el marco de la economía capitalista. Ahora bien, ¿ cómo ha previsto hacerlo ? ¿ Del mismo modo que lo ha hecho en el pasado ? Es decir, ¿ con el concurso de la fuerza de trabajo asalariada ?

Desde luego, no todos los capitalistas se interrogan, ni especulan acerca del futuro. Pero los hay. Y no son precisamente los menos avisados. ¿ Qué importancia le asignan estos últimos al trabajo asalariado en el siglo XXI ? ¿ Será relevante o irrelevante ? ¿ Necesario o innecesario para asegurar la producción de bienes y servicios ? He aquí una muestra de lo que sobre este asunto opinaban, no hace muchos años, algunos de ellos.

En septiembre de 1995, y por iniciativa del ex mandatario soviético M. Gorbachov, se celebró en San Francisco ( EUA ), un Foro Global en el que participó un grupo selecto ( 500 personas ) de la elite económica y política mundial. La finalidad del encuentro era estudiar, mediante debates en mesas redondas, el panorama del siglo XXI que se avecinaba. De esos debates y concretamente del titulado “ Tecnología y trabajo en la economía global”, surgieron opiniones, convicciones, certezas según las cuales la economía del siglo XXI, altamente tecnificada, sólo precisaría del 20% de la población activa mundial para funcionar a pleno rendimiento. Por consiguiente, lo que a mi juicio dejó claro esa mesa redonda - en relación con la pregunta de si el capital necesitará del trabajo asalariado para asegurar la producción de bienes y servicios en el siglo XXI -,es que en opinión de los grandes empresarios capitalistas y sus expertos, el sistema sólo necesitará una quinta parte de la fuerza de trabajo disponible para funcionar satisfactoriamente. No entro en el debate de si será cierto o no que bastará el 20% de la población activa mundial para que el sistema funcione; por ahora, me basta con el convencimiento de los participantes en aquel Foro, supuestamente mejor informados que nadie, de que con el desarrollo científico-técnico que se ha alcanzado y el que se logrará será suficiente ese 20% de la población activa mundial para garantizar la continuidad de la producción y el beneficio capitalista.

Pero, entonces, ¿ qué sucederá con el 80% restante de la población activa mundial que, sin medios de producción y de vida propios, tendrá que buscar un empleo pagado para poder subsistir ? Hablamos de cientos de millones de seres humanos, y en el futuro aún de más.

Pues bien, las respuestas del Foro, en la mesa redonda que abordó el “ Futuro del trabajo”, variaron desde los que simplemente señalaron las dificultades que esas personas encontrarán para salir adelante, a quienes consideraron, sin especificar cómo ni por quién, que tendrán que ser alimentadas y entretenidas ( en inglés, tittytainment *) o, finalmente, quienes sugirieron que podrían recibir una pequeña remuneración a cambio de los servicios rendidos a la comunidad o por las actividades solidarias y humanitarias.

¿ Qué pensar acerca de todas estas ideas y opiniones ?

Dos cosas, por lo menos. La primera, que se desvanece la ilusión o, más bien, el mito del pleno empleo. Si, como afirmaban los participantes del Foro, al sistema productivo capitalista le bastará el 20% de la población activa mundial, los partidos y los gobiernos no podrán seguir engañando a la opinión pública con la promesa de lograr el pleno empleo. En realidad, esa ficción se aleja cada vez más, y lo que se impone, junto con el desempleo, es el trabajo precario, temporal, inestable y los contratos leoninos. En una palabra, si al sistema le “ sobra” el 80% de la población activa mundial – hablamos de un inmenso ejército laboral -, será imposible generar empleo remunerado y estable para esa enorme masa de ciudadanos desocupados. En segundo lugar, llama también la atención la ausencia de un proyecto, la inconsistencia y hasta la frivolidad de las propuestas del Foro a la hora de abordar el futuro de ese 80% de la población activa mundial, posiblemente la mayoría de la humanidad. ¿ Qué esperanza le ofrecen estos líderes del capitalismo ? Ninguna, solamente un panorama sombrío, desalentador y de lucha por la vida. Al considerar innecesaria para el sistema productivo la aportación de ese 80% de la población activa mundial, el capital se desentiende de la suerte que esa gente pueda correr. Simplemente, no es su problema.

¿ Qué hacer, entonces ?

Si ese mundo, como prevé esta elite, se instala en la sociedad del siglo XXI, habrá que reaccionar. Buscar auténticas soluciones que contemplen los intereses de la mayor parte de la sociedad, rechazar un modelo que excluye, margina y promueve la falta de cohesión social. Apelar a la conciencia y a la movilización democrática de la ciudadanía. Comprometer a los movimientos sociales y a los partidos progresistas en la tarea, pacífica pero inaplazable, de dar una alternativa histórica a un sistema improrrogable que se agota en el interés de una minoría.

 

Francisco Morote Costa

 

Las Palmas de G.C., septiembre de 2003.

 

  • Recomiendo al lector que consulte en el buscador www. google. com la palabra inglesa tittytainment.