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viernes, 29 de marzo de 2024 10:20h.

"simplemente de introducir un poco de equidad en nuestro sistema fiscal"

Las transacciones financieras pagarán impuestos a partir de 2021. Un paso positivo pero insuficiente - por Ricardo García Zaldívar.

 

FRASE ZALDÍVAR

Las transacciones financieras pagarán impuestos a partir de 2021. Un paso positivo pero insuficiente - por Ricardo García Zaldívar., representante de ATTAC en la Plataforma por la Justicia Fiscal

“El Proyecto de Ley de un Impuesto sobre las Transacciones Financieras trata simplemente de introducir un poco de equidad en nuestro sistema fiscal. Recordemos que el sector financiero es hasta 26 veces más rentable que todos los demás, pero al mismo tiempo es el que menos impuestos paga. (…) El Grupo Parlamentario Izquierda Confederal votará a favor de este Proyecto de Ley porque pensamos que a pesar de ser insuficiente es necesario”. Esta intervención del senador Carles Mulet el pasado 7 de octubre en el Pleno del Senado resume bien lo que muchos pensamos de la trayectoria parlamentaria que el Proyecto de Ley de un Impuesto sobre las Transacciones Financieras (ITF) ha tenido desde su aprobación en el Consejo de Ministros en marzo de 2020 y su aprobación en el Congreso de los Diputados cuatro meses después. Tras rechazarse en el pleno del Senado del 7 de octubre las 65 enmiendas que se habían presentado, así como las dos propuestas de veto, quedó aprobado el dictamen de la Comisión por 155 votos favorables, 98 en contra y 8 abstenciones, por lo que desde ese momento España cuenta con un nuevo impuesto que entrará en vigor a los tres meses de su publicación de la Ley en el BOE.

La Tasa Tobin, que es la propuesta originaria del ITF, puede considerarse la prueba palpable de que las ideas, cuando se consigue que sean asumidas y defendidas por una parte importante de la ciudadanía, acaban teniendo importantes consecuencias políticas y sociales. En 1997, desde las páginas del periódico mensual francés Le Monde Diplomatique, su director Ignacio Ramonet acababa su artículo “Desarmar los mercados” con una pregunta que ha tenido largo recorrido: “¿Por qué no crear (a escala planetaria) la ONG Acción por una Tasa Tobin de Ayuda a los Ciudadanos (ATTAC)?”. Y añadía, “En coordinación con sindicatos y asociaciones con finalidades culturales, sociales o ecológicas, podría funcionar como un formidable grupo de presión cívica ante los Gobiernos para impulsarles a reclamar finalmente la puesta en marcha efectiva de este impuesto mundial por la solidaridad”.

La idea de un impuesto que grave las transacciones financieras, lanzada pues hace 23 años, ha tenido múltiples avances y retrocesos, tanto en el ámbito global como en el europeo y en el español, y sería prolijo resumirlos en el corto espacio de este texto. Sin embargo, lo que conviene resaltar es cómo las ideas y argumentaciones a favor del impuesto, difundidas y defendidas año tras año por el movimiento social ATTAC, que efectivamente se creó en respuesta a la sugerencia de Ramonet, han acabado siendo asumidas por muchas organizaciones sociales y responsables políticos de todo el planeta, a excepción de los de ideología rabiosamente neoliberal, que han seguido aferrados a la defensa de la visión y los intereses de la élites financieras.

Este continuo ganar adeptos a favor de la Tasa Tobin, arrinconando poco a poco a los fundamentalismos neoliberales, es un hecho que se ha podido observar de forma clara en los debates mantenidos durante la tramitación parlamentaria del Proyecto de Ley del ITF a lo largo de 2020. Tanto las enmiendas a la totalidad defendidas en el Congreso como los vetos presentados en el Senado han sido rechazados tras las votaciones, lo que supone un posicionamiento claro contra el conocido mantra neoliberal repetido por los grupos parlamentarios del PP y de VOX, que ha insistido una vez más en que aumentar los impuestos o introducir uno nuevo como el ITF afecta especialmente a las clases medias y a los pequeños ahorradores, al tiempo que frena la inversión y perjudica el crecimiento económico. Es este exactamente el discurso que llevan manteniendo desde que se lanzó la idea de la Tasa Tobin. Por el contrario, lo que sí se ha escuchado por fin en el Parlamento español han sido intervenciones como por ejemplo la del senador socialista Gonzalo Palacín afirmando que el ITF supone “recuperar la moral fiscal y tributaria” de un país “al ser un paso firme hacia la fiscalidad del siglo XXI” o también que este impuesto “es solo un paso” en la política de penalizar a la economía especulativa frente a la economía real. Igualmente gratificante para quienes llevamos muchos años presionando socialmente para que se implante la Tasa Tobin, ha sido escuchar al senador Jordi Martí, del grupo parlamentario Esquerra Republicana-Euskal Herría Bildu, que este impuesto tendría que “apostar por la economía productiva y mejorar la justicia fiscal, sin dejar fuera productos tóxicos y especulativos como son los derivados y las operaciones de alta frecuencia (HFO)”.

No hay duda de que haber conseguido que España, lo mismo que Francia e Italia, disponga ya en 2021 de un Impuesto a las Transacciones Financieras es un paso positivo hacia una mayor Justicia Fiscal y una medida que añade algunos obstáculos a la dañina especulación financiera. Pero no podemos sino lamentar que se haya dejado pasar la oportunidad de introducir en los mercados financieros españoles medidas más eficaces contra dicha especulación, entre los que un ITF de mayor alcance hubiera sido sin duda la punta de lanza. Esperemos que haya nuevas oportunidades de conseguirlo si finalmente se acaba introduciendo un ITF europeo y nuestro país realiza las modificaciones necesarias para adaptarse al mismo.

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Ricargo García Zaldívar y la colaboración de Francisco Morote

ricardo garcía zaldívar

attac españa

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