Clavijo y Alonso, fastuosos -y espero que frustrados- aspirantes a presidenciar Canarias y el Cabildo de Tenerife, unen a sus particulares compartidos vicios pseudotecnócratas neoliberales la querencia por heredar los vicios consustanciales a su organización. La coalición nada canaria ha ejecutado magistralmente la mala maña de apropiarse de luchas populares, colocarse al frente y ponerse la medalla para rentabilizarla. Y si no hay lucha popular, se la inventan, apelando al viejo irredentismo isleño. Esta vez, Clavijo y Alonso se encuentran en la misma brega, real, pero totalmente distorsionada por ambos velillos, de la privatización de AENA
Tengo entendido que el delfín de Melchior, Carlos Alonso, ya presidente de facto del cabildo de Tenerife fue un estudiante brillante, constelado de honores universitarios. Pero otra vez queda claro que la universidad no puede hacer nada cuando falla el intelecto.