En entrevista que le hace para EL DIARIO Lidia Rodríguez, Rubens Ascanio se despacha a gusto, contando las hazañas del genuflexo Clavijo, cuando era alcalde de Aguere. Y yo, Chema Tante, recuerdo que esas mañas del genuflexo son las mismas, las mismitas, que ha aplicado la empresa con nombre de partido, la Coalición poco canaria. Es ese modo de utilizar la política en beneficio propio que el genuflexo Clavijo sigue observando en el Gobierno de Canarias y el actual alcalde Díaz, en La Laguna. Casi cuarenta años de prepotencia y saqueo. Por eso se aferran al poder. Por eso están siempre desagallados por hacer obras y adjudicar contratos.
Yo era apenas un niño cuando hace treinta años, en febrero de 1987, mi tío abuelo Juan Pedro Ascanio García moría de un fallo cardíaco, lo recuerdo como un gomero afable, de pequeña estatura, una persona a la que muchos califican como un auténtico comunista.
Las acciones realizadas para cambiar esa situación por parte de quienes han estado al frente del Gobierno canario en el último cuarto de siglo han sido totalmente insuficientes, incumpliendo de forma reiterada sus propias previsiones.
Eso que suena tan mal de judicializar la política es un adjetivo muy del gusto de quienes “sufren” mayor número de denuncias por su mala acción política. La justicia es un recurso más que tienen las organizaciones sociales y políticas en su mano para poder realizar su labor, para hacer cumplir la legalidad o lograr que asuntos irregulares sean aclarados. Por desgracia, como hemos visto recientemente en el ranking estatal de denuncias por corrupción, en Canarias sigue siendo más que necesario.
El pasado 17 de marzo se cumplieron 20 años desde las primeras elecciones claustrales en las que el Sindicato de Estudiantes Canario (SEC) se presentó en la Universidad de La Laguna, una candidatura en la que tuve la suerte de estar.
No sé si tiene que ver con eso de irrumpir en política a la sombra del poder más absoluto de nuestra Isla o es por algo que viene de serie, lo que es evidente que nadie puede decir que el señor Fernando Clavijo no es ocurrente.