Espléndida puntualización, la que hace Éric Toussaint desde PÚBLICO, en este artículo que recomienda Francisco Morote. Ante las apocalípticas advertencias de los sabihondos economistas al servicio de las tesis liberales, a las admoniciones que llegan desde Berlín, Bruselas, París, Londres o Madrid de que nadie ose cuestionar lo más mínimo la sacralizada Deuda, Toussaint les restriega por los besos nada menos que el reglamento de la propia Unión Europea para países sometidos a ajustes estructurales que establece expresamente la obligación de efectuar "una auditoría exhaustiva de sus finanzas públicas a fin, entre otras cosas, de evaluar las razones por las que se ha incurrido en niveles excesivos de endeudamiento y de detectar cualquier posible irregularidad.” Ahí va eso.

Los y las buitres del partido llamado popular apelan masivamente a la técnica argumental habitual de la derecha, la que con tanta perseverancia utilizan también Paulino y Cc. Se trata, simplemente, de intentar refutar la evidencia, negándola, aportando como única prueba la propia palabra y la descalificación ajena. Esta gente cree que bsta con decir que algo no ha ocurrido, para que la mentira se convierta en verdad. Lo que ocurre es que no solamente la evidencia de la realidad es apabullante, sino que sus propios argumentos se contradicen.