Este miércoles 29 de noviembre se celebró en Gran Canaria la IV Jornada por un Nuevo Modelo Energético para Canarias, organizada por PX1NMEC y FAdB, con la colaboración del Círculo de Amistad XII de enero. Allí, los argumentos de Javier García Breva, Araceli Reymundo, Agustín González y Antonio Cabrera, gente de reconocido prestigio científico; más las ausencias resonantes de Ortega, comisario empresarial en el gobierno del genuflexo Clavijo y de Becerra, comisario de negocios especulativos en el Cabildo del ético Alonso, demostraron, no solamente los inconvenientes de la aplicación del gas, en general, sino que aportaron las claves para entender porqué la gente desaprensiva que dirige la economía y la política en Canarias, esté desagallada por gasear Tenerife. Y, coincidencias de la vida, ese mismo día los exministros, otra vez el Pp y el PsoE juntitos, García Margallo y Sebastián, rechazaron en los Diálogos para el Desarrollo, en Gran Canaria, el uso de gas en Canarias y recomendaron la búsqueda de la soberanía energética.
Josep Toló recomienda y comenta este breve pero enjundioso texrto de Santiago Niño Becerra, en LA CARTA DE LA BOLSA, comentando la reunión del G20. El cónclave de sátrapas mundiales, que hablan de reactivación económica, y, al mismo tiempo, advierten de las tribulaciones que vienen. Toda una operación de comunicaciones quen solamente bsuca ir preparando a la gente para el nuevo en¡mbate neoliberal, en su estrategia de dominación.
Niño Becerra hace esta provocadora afirmación en EL ECONOMISTA, que destaca mi amiga invisible Colometa. Pero a Niño se le queda no sé yo dónde, un elemento esencial. Dice el insigne economista que, con el actual mecanismo, las pensiones no serán sostenibles, y que es imposible que se financien con impuestos, porque no se puede pedir mayor carga fiscal. Ahí es donde falla el argumento de Niño. Porque a las clases medias -no digamos las bajas- no se puede meter más impuestos. Pero es que donde hay que hacerlo es en las clases altas, las grandes empresas y fortunas. La parte minoritaria de la población que represa la mayor parte de la riqueza y a la que el neoliberalismo favorece con la tolerancia en tributos.
En EL ECONOMISTA, Santiago Niño Becerra puntualiza sobre los triunfalistas engañosos deatos del paro que todavía hay quien dice que son buenos. El empleo del que cacarea la horda pepera es un empleo precario, abusador. Y el desempleo, aunque estadísticamente decrezca, queda desamparado.
En CULTIVA SALUD, otro didáctico artículo de Leandro Becerra sobre la agricultura doméstica