A. Moreno, desde PÚBLICO, reporta sobre la lucha sin fruto de un chico andaluz por defender sus derechos ciudadanos. Pero la intolerancia se mantiene, en un estado que se define sin confesión, pero en el que el franquismo radicalista mantiene su poder. Lo señala el coherente veterano militante socialista Antonio Aguado y yo, Chema Tante, lo comento, deprimido.
MAGNET, EL ECONOMISTA, EL PAÍS, DINERO, son algunos de los medios que informan, sin excesiva rimbombancia, de algo que a mí, Chema Tante, me parece significativo. Como dice Fernando Sabaté, que ha levantado el conejo., "Ya que importamos kiwis desde Nueva Zelanda (qué barbaridad), podríamos importar esto también". Porque eso del PIB, igual que lo de la renta per cápita son falacias idénticas a la del pollo estadístico. Analistas y comentaristas pegan alaridos de alarma o satisfacción, cuando sube o baja el PIB, cuando, dicen, crece o baja la economía. Pero a la gente común y corriente, las y los pobres, no no enteramos de si sube o baja el endiablado PIB. Nuestra parte del pollo es más bien raquítica. En Nueva Zelanda, a partir del día 30 de mayo, no se tragan la descomunal mentira. Y empiezan a trabajar con la verdad.
Carlos Montaner, muy conocido por sus fobias, pero también por sus filias, escribe, como no, contra Sanders, hilvanado un par de insidias, en CNN. Y yo, Chema Tante, lo despacho en dos patadas.
Yo, Chema Tante, estoy convencido de que las permanentes, normalmente soterradas, otras veces encendidas, crisis territoriales en este estado español solamente podrán solventarse cuando se escuchen, atiendan y asuman todas las posiciones, todos los criterios. Por ejemplo, aquí tenemos la siempre respetable -como todas- opinión de Gregorio Morán que comenta y señala en EL ESPAÑOL y REBELIÓN, Federico Aguilera Klink. Sobre este artículo de Morán yo, Chema Tante, considero que olvida e ignora, como es tan habitual, que lo que Morán llama fanatismo es un sentimiento identitario, popular, experimentado por millones de personas, que están ahí, con tanto derecho como las que más. Morán se refiere a un montón de personas notables que no están por la independencia; pero, insisto, no tiene en cuenta a la legión que sí lo están. Se refiere Morán a la, yo reconozco que intensa, defensa de la identidad catalana; pero no dice nada de las continuas represiones y agresiones que, históricamente ha sufrido la cultura de aquel país. Tengo que repetirlo: atiendo y considero estas manifestaciones de un tipo que me merece respeto; pero creo que con esta manera reduccionista de mirar solamente para un lado, jamás avanzaremos hacia el entendimiento. Si se sigue con este empeño, de una parte y de la otra, de desdeñar los planteamientos de la de enfrente, la inquina persistirá, las fogaleras no podrán extinguirse. Y esto desborda los ámbitos del problema catalán, para instalarse también en los ideológicos. Porque, por mucho que duela, creo que no es negando el pan y la sal a todo lo que huela a derecha, como se combate el fascismo. Y conste que Morán, en el último párrafo de su texto demuestra que participa de esta creencia.