Antonio Aguado y Julián Ayala señalan en PÚBLICO el artículo en el que Fernando López Agudin advierte de la manera en que la derecha está utilizando la crisis catalana para, una vez más acorralar y dividir a la izquierda y de esa manera, neutralizar toda posibilidad de mejora social. En todo caso, López Agudin no pierde el optimismo. Cosa que yo, Chema Tante, lamento no poder compartir.
Julián Ayala dice "Sin comentarios" cuando señala en CUARTO PODER este artículo de Javier Pérez de Albéniz que, con todo derecho y no falto de razón, dice que lo de Cataluña no le importa, que lo que le importa es la grave situación de pobreza y exclusión en Castilla La Mancha, donde vive. Y mi admirado Julián Ayala acompaña su recomendación con otra, la información de DIARIO DE AVISOS sobre el pésimo lugar que ocupa nuestra Canarias en ese drama de la pobreza severa. Pues yo, Chema Tante, si que tengo algo que comentar.
Antonio Aguado, coherente veterano socialista y legítimo defensor de la idea de una España unida, recomienda este artículo en PÚBLICO de Fernando López Agudín que, en opinión de Chema Tante, viene a confirmar que las comparaciones, cuando no son odiosas, son engañadoras. Desde luego que Cataluña no es Kosovo; ni España (lo que quiera que se entienda como España) no es Serbia. Pero en cambio, lo que si es comparable, o al menos lo recuerda, es la presencia de hordas brazo en alto, torso desnudo con la svástica o camisa azul, con la de la ocupación franquista-nazi-fascista al grito de "no me ladre" o "habla el idioma del imperio". Vejaciones que no se olvidan, pero que se empeñan en recordar. Bien dicen por ahí que el principal interesado en que esta situación estalle es la coalición imperialista PP-C's que no duda en apoyarse y apoyar a Falange o ultras nazis, para recaudar votos. Lo que no puede entenderse, y mucho menos justificarse, es la connivencia de un partido antaño socialista y obrero, con una historia militante que h sufrido tanto a manos de esos mismos brazos en alto y camisas azules. Ell PsoE tiene, no obstante, la oportunidad y la posibilidad de constituirse en puente que propicie las conversaciones entre gente humillada y gobierno humillador. Si, por el terror a perder todavía más votos, ese partido no cumpoe con su deber, merecerá lo que le pase.
