Federico Aguilera Klink recomienda este texto y dice: "Buen ejemplo a seguir, aunque sea tarde y, quizás, por motivos electorales..."
Patrick Wintour en EL DIARIO explica el punto nodal de todo lo que está pasando entre Rusia y el imperio USA UE UK. Yo, Chema Tante. N os guste o no, a mí, desde luego no me gusta, Putin tiene la sartén por el mango, porque tiene la llave de la energía que mueve a Europa. Y ahí está el detalle, porque demuestra ja fragilidad del modelo desarrollista consumista que algunos llevamos tanto tiempo aconsejando abandonar. Ahí lo tienen. Mientras tanto, ya pueden gritar la tropa mediática y los gobiernos. Rusia será lo que sea, que lo es. Pero ganará esta guerra. Y de eso la culpa la tendrán quienes no quisieron llegar a acuerdos en su momento. Y la gran moraleja de todo esto es que ahora resulta que estados como Venezuela o Irán ya no son los villanos. Y que los gigantes económicos, como Alemania, tienen los pies enredados en el gas y el petróleo. Vaya por dónde
Daniel Giovanaz en BRASIL DE FATO ofrece esta información de como las empresas del mundo van tomando conciencia de que no se puede apoyar el saqueo de Marruecos en nelm Sáhara Occidental
De este libro de 2002 de Greg Palast, que recomendamos a dúo vociferante Federico Aguilera Klink y yo Chema Tante, lo que más me ha impactado es la introducción del autor. La titula ¿A quién diablos le importa? Porque los nueve artículos o capítulos son un compendio de lo que estaba ocurriendo hace ya cerca de veinte años. Pero lo mismo que estábamos viendo entonces y que estamos viendo ahora. Y, con todo el asco y la indignación que esto inspira, lo más grave, lo más descorazonador, es comprobar cuánta razón encierra la pregunta ¿A quién diablos le importa? Está claro que no le importa más que a una poca gente. Explica Palast que uno del WASHINGTON POST/NEWSWEEK le pasó una información importante y él, Palast, le preguntó ¿por qué no lo publicas tú? y el otro le respondió "Porque a nadie le importa un pimiento". Eso pasaba en 2002 y sigue pasando ahora, en el mundo, en el estado español y en Canarias, como puedo yo comprobar día a día desde La casa de mi tía. A nadie le importa un carozo que nos roben, que nos maten, que se cachondeen de nosotros y nosotras. Por eso, como a nosotros, Aguilera Klink y yo, sí que nos importa y nos duele y nos aterroriza, recomendamos el trabajo de Palast y de toda esa legión esforzada por la verdad y la libertad, que pagamos con sufrimiento y algunos hasta con prisión o muerte