Nota de Chema Tante: Este ponderado artículo de Francisco Morote, de Attac Canarias, refleja con precisión lo que pensábamos hace once años quienes pensamos que la justicia económica, madre de todas las justicias, depende de la disciplina y la equidad fiscales. Entonces, como ahora, la desaparición de las islas Tortuga, las guaridas de impunidad de los piratas tributarios, resulta una necesidad vital. Pero la lectura del escrito de Morote, en estos días, revela el grado de nuestras ingenuidad. A pesar que el mantenimiento de los llamados paraísos fiscales es un suicidio para el sistema, la codicia de los poderosos les ha hecho suplir la carencia de los recursos hurtados, simplemente, exprimiendo a la gente y, cuando ni eso basta, acelerando la máquina productora de dinero artificial, en una espiral loca de distorsión financiera.