Manuel Sánchez y Alexis Romero desde PÚBLICO, comentan el interminable forcejeo en el gobierno del estado español y yo, Chema Tante, emito también mi opinión.
* En La casa de mi tía con la colaboración de Francisco Morote, de Attac Canarias
Juan Manuel Beltrán en NUEVA TRIBUNA insiuste en la desgracia mde vivir en un mundo dominado por la mentira. Como nos llevan a creer que son necesarios los sacrtificios para salvar la vida, cuando la realidad es que nos obligan a dar la vida por el dinero que ganan quienes dominan.
Vicente Clavero en PÚBLICO destaca que el descomunal negocio de la banca privada en el estado español ha sido posible por el apoyo financiero público. 42 mil millones que nunca se recuperarán. Un dinero, puntualiza Clavero, que viene en buena parte del endeudamiento público que cuestan intereses y que hay que devolver. Lo señala el coherente veterano militante socialista Antonio Aguado. Y yo, Chema Tante, agrego que con este dinero que el estado le regala graciosamente, la banca privada obtiene suntuosos beneficios. Empezando por esos mismos miles de millones que se le dieron para tapar agujeros, es decir, que los habían robado. La próxima vez que admiren las joyas de Botín, la suntuosas vidas de los banqueros y las banqueras, recuerden que eso lo pagan ustedes. Y que gobiernos del Pp, pero también de partidos que se llaman progresistas, se niegan a acabar con este escándalo que sería muy fácil, con una banca pública.
De este libro de 2002 de Greg Palast, que recomendamos a dúo vociferante Federico Aguilera Klink y yo Chema Tante, lo que más me ha impactado es la introducción del autor. La titula ¿A quién diablos le importa? Porque los nueve artículos o capítulos son un compendio de lo que estaba ocurriendo hace ya cerca de veinte años. Pero lo mismo que estábamos viendo entonces y que estamos viendo ahora. Y, con todo el asco y la indignación que esto inspira, lo más grave, lo más descorazonador, es comprobar cuánta razón encierra la pregunta ¿A quién diablos le importa? Está claro que no le importa más que a una poca gente. Explica Palast que uno del WASHINGTON POST/NEWSWEEK le pasó una información importante y él, Palast, le preguntó ¿por qué no lo publicas tú? y el otro le respondió "Porque a nadie le importa un pimiento". Eso pasaba en 2002 y sigue pasando ahora, en el mundo, en el estado español y en Canarias, como puedo yo comprobar día a día desde La casa de mi tía. A nadie le importa un carozo que nos roben, que nos maten, que se cachondeen de nosotros y nosotras. Por eso, como a nosotros, Aguilera Klink y yo, sí que nos importa y nos duele y nos aterroriza, recomendamos el trabajo de Palast y de toda esa legión esforzada por la verdad y la libertad, que pagamos con sufrimiento y algunos hasta con prisión o muerte
Bien. Qué voy a decir yo, Chema Tante, que no se haya dicho -yo incluido- mil veces. En las guaridas fiscales se esconde el fruto de la delincuencia más criminal, la delincuencia genocida, porque es el dinero cuya carencia genera muerte, hambre, enfermedad, privaciones... Y ese dinero no solamente se oculta en esas guaridas, mal llamados paraísos, fiscales. No son solamente los gobiernos felones de los estados, son los bancos. La banca internacional, absolutamente fuera de control, la que maneja todo ese dineral. En La casa de mi tía aparecen varios post sobre el asunto, además de esta referencia al editorial de LA JORNADA, que recomienda Francisco Morote, de Attac Canarias. Y yo concluyo, otra vez, malditos malditas sean, porque nos están atormentando hasta la muerte. Mientras tanto, Escriva, el burotecnócrata español "de la Inclusión", está atribulado, porque 60.000 infelices pueden mamarse la miseria del IMV sin que, según las normas burocráticas sin piedad digan que les toca.