Antonio Antón en NUEVA TRIBUNA parte de un artículo de Ignacio Sánchez-Cuenca y sigue desarrollando el tema en este lúcido artículo que propone el coherente veterano militante socialista Antonio Aguado. Yo, Chema Tante, estoy muy de acuerdo con lo que dice Antón y añado que la única manera de contrarrestar la crispación impuesta por una derecha cerril es ap0licar la sensatez, Es preciso buscar entendimiento entre la izquierda española y la izquierda de quienes sentimos con más fuerza la identidad de nuestros territorios. Yo, independentista confeso, proclamo que las soberanías y la autodeterminación es importante, pero más urgente es frenar a la derecha y al poder de la oligarquía, para avanzar en la igualdad. Pero esto es preciso que lo entiendan también alguna izquierda centralista española, que a la hora de fustigar, se ponen a la altura de la derecha.

Es por ello que el origen de la deriva independentista del PDeCAT (la antigua Convergencia) está precisamente en el uso partidista que hizo el PP del Tribunal Constitucional para tumbar el Estatuto del año 2006. Si se hubiera llegado a un acuerdo fiscal, Cataluña no estaría planteando en la actualidad la independencia.

Uno de los más sensatos tipos que tenemos en Canarias, desde su varias alteridentidades, Pablo Ródenas, se arremanga desde TAMAIMOS, en artículo que recomienda otro sensato individuo, Julián Ayala, para desenmarañar los vericuetos de la fogalera montada por el soberanismo catalán. A ver si la gente se entera de que desde Cataluña han tenidoo que armar este tenderete para que se les escuche. Y, de paso, consiguen que se ponga en evidencia todo el tinglado constitucionalista de un estado de d derecha. Como dice Ródenas, en la partida entablada por el catalanismo, gana también el soberanismo vasco pero, ay, no el canario, por carecer de una organización nacionalista digna de tan noble nombre.

El presente artículo es una respuesta a otro publicado recientemente en la páginas de opinión de un periódico local el 19 de octubre de 2013, que llevaba por título “La caverna nacionalista”