La Autoridad Certificadora del Pensamiento de Izquierdas se vio obligada a homologar el benemérito matrimonio de conveniencia con los nacionalismos, cuando descubrió que agitar algunas banderas da más votos y sensación de poder que las de siempre. Marx había sentenciado que "El nacionalismo es un invento de la burguesía para dividir al proletariado", algo que está meridianamente claro hasta para los que no son marxistas, pero los nuevos Engels decidieron que Marx tenía que estar equivocado con respecto al nacionalismo.

Me importa poco lo que ocurra en un campo de fútbol profesional. Pero prohibirle a la gente que enarbole las banderas legítimas que quiera, es una manifestación más de la intolerancia cerril de un nacionalismo español intransigente. En Las Palmas de Gran Canaria, ya intentaron algo parecido, prohibiendo una bandera de siete estrellas verdes, que muchísima gente canaria llevamos en nuestros corazones. No pudieron, porque se armó un buen pleito social y, por una vez, por suerte, la lejanía nos ayudó. Pero si la horda ppera -y algunos psociatas, que también los he escuchado- se empeña en esta brutalidad, del veto en la final de la Copa del Borbón, seguirá pariendo independentistas. Pues mira. Bastante que me alegro.