Las empresas transnacionales emiten un unánime alarido de horror que recorre las vértebras del mundo [por la regulación fiscal mundial de Naciones Unidas] - por Vijay Prashad
Alberto Pozas en EL DIARIO reporta sobre el horro de la trata. Yo, Chema Tante, tengo que señalar que en este momento, que recrudece la oposición a la prostitución, digo que sería conveniente que se disociaran los dos fenómenos. Prostitución y trata son cosas distintas. En mi opinión, la lucha por la libertad debería centrarse en la demanda de la represión contundente y efectiva de la trata de personas y de soluciones realistas para apoyo de mujeres en dificultades económicas, para conseguir que nadie se vea obligado a prostituirse por hambre. Todo mlo demás, a mí me luce hipócrita. Mientras algunas almas bienintencionadas lanzan sus gritos abolicionistas, lo cierto es que la trata sigue funcionando. Quien lo dude, que salga a la carretera y vea los clubs. O que visite las decenas de webs que hay del ramo. Y que compruebe que clubs y webs estánm a la vista pública, sin que nadie las investigue. Lo que cuenta Pozas en EL DIARIO es un pequeño asomo de la trágica realidad. Consigamos la extirpación de la trata y habremos resuelto buena parte del problema.
En LA MAREA, Noelia Román publica una crónica sobre la periodista kurda Amina Hussein que sirve para recordar otra de las masacres que se están produciendo por todas partes. Lo que está ocurriendo en Rojava con la agresión turca es, otra vez, deleznable. Y Turquía actúa bajo la mirada impasible de las llamadas democracias. Bien que se olvidan del papel esencial que cumplieron las milicias kurdas en la reducción del Califato.
En todas las partes del mundo se mantiene el terrorismo machista. La ira incontenible que produce saber lo que ha sufrido una chica en Mar del Plata, como un ejemplo atroz de lo que está ocurriendo en el mundo, exige ya medidas rigurosas. La contención del desprecio a la mujer y de todo vestigio de justificación de la violencia deben estar en todos los programas políticos. Reproduzco un texto aparecido en el muro en FACEBOOK de Eloy Cuadra, y varios enlaces.