Jean-Baptiste Mendes en SPUTNIK e INVESTIG'ACTION (en traducción de América Rodríguez), comenta las afirmaciones de Michel Collon, autor de “Planète malade” [“Planeta enfermo”]. Lo señala Federico Aguilera Klink y yo, Chema Tante, aunque ya me encuentre desfallecido de estar siempre repitiendo lo mismo, insistiré en que no se sabe qé es más grande, si la angustia por tanta crueldad neoliberal o el asombro por la pasividad de unas sociedades masacradas y atormentadas por efectos de la codicia. Eso, en todo el mundo, pero, en esta Europa, en la que nos vendieron un proyecto de solidaridad y ha resultado una herramienta económica de abuso, es más lacerante. Pfizer, Astra-Zeneca y Moderna hacen lo que quieren, se benefician con el gangocheo al mejor postor, de una vacuna que obtuvieron con financiación pública, en tanto que vacunas igualmente o más eficaces y seguras, mucho más baratas e incluso gratis, son desechadas, porque son cubanas, rusa o chinas. Nauseabundo.

Confieso que me ha impresionado, por la claridad del criterio, este texto de Roberto Mendés @romeba2 que señala Antonio Aguado en PÚBLICO. Un tema que está dejándose de lado, por estas sociedades que conforman el estado, pero que es esencial para la democracia. La manera en que las oligarquías financieras que dominan los resortes de la política están destrozando, no sin antes utilizarlos de manera aviesa, los medios públicos de comunicación. Mendés se apoya en el caso de las TV española, valenciana o madrileña, pero el caso es idéntico a lo que está ocurriendo con la canaria. Y la gente asiste impertérrita, acá y alllá, a este espectáculo en el que se le arrebata su derecho a la información veraz. Algo, insisto, absolutamente imprescindible en democracia. ESa democracia ausente en esre estadi de derecha durante ochenta años.