Quién conoce la gestión desastrosa de las empresas canarias, cuyos "patrones", con la colaboración entusiasta de quienes han gobernado, han llevado a nuestras islas la desastre que sufre ahora, comprenderán lo importante que son las Directrices de ordenanción, que estos energúmenos llaman "moratoria" y que quieren eliminar. Agustín Manrique de Lara, ppero insignbe y capo de la CCE no es más que un ejemplo de esta insalla de desaprensivos depredadores.

Como resulta tan vil seguir hablando de sus propósitos de cargarse la mal llamada moratoria, es decir las Directrices de Ordenación, tan vil que hasta a él, paradigma del cinismo, le da vergüenza, el genuflexo Clavijo, apela a la lealtad de su consejera de Hacienda para que siga diciéndo urbe et orbi que en un futuro cercano cristalizará su plan de dejar manos libres a las empresas para reiniciar la especulación -primer desbarre- acrecentar la ya descomunal sobreoferta alojativa turística -segundo desbarre- y mantener el deterioro del territorio canario -tercer y supremo desbarre.

 El Gobierno de Canarias tramita por vía de urgencia un Anteproyecto de Ley que acabará definitivamente con la moratoria turística aprobada en el año 2003, y lo hace mediante un procedimiento que, a juicio de Ben Magec – Ecologistas en Acción es “una burla a la inteligencia”.

La información que ofrece EL DÍA, parida por EUROPA PRESS es francamente reveladora. Con idependencia de que se los extravíen en las causas judiciales, está claro que el flamante candidato de la coalición nada canaria no pierde sus papeles neoliberales. Con palmaria vinculación a la más rancia tradición de su partido, antes ATI, ahora Cc, siempre empresa con forma de partido.

Periódicamente aflora a la superficie una declaración -todas obtusas- de esa cosa llamada con rimbombancia "Centro Atlántico de Pensamiento Estratégico (Capte)". Un pensamiento regido por la cuenta de resultados de los empresarios que sostienen al tal centro. Esta gente no atiende ni a la situación económica de las islas, ni a cómo se encuentra la gente, ni a la tremenda desigualdad social ni, mucho menos, a las causas de tanta desgracia. Por ejemplo, para tan sesudos pensadores no tiene importancia el hecho palmario de que la bestial sobreoferta turística canaria obliga a un posicionamiento estratégicamente errado y conduce a la baja de precios que solamente sostienen los beneficios de las empresas a costa de los derechos laborales del personal. Por eso me aterra singularmente escuchar a estos pensadores estratégicos de CAPTE, hablar de "recuperar competitividad". Porque para estos practicantes del pensamiento primitivo "competitividad" se limita a "bajar precios" y, cuando eso ocurre, quien paga el pato son las trabajadoras y los trabajadores.

Ramírez presentará la propuesta legislativa al Parlamento en nombre el grupo nacionalista en el Cabildo y Rodríguez ratificará los argumentos como diputado

Dice la información: "En el caso de Canarias, una mayor participación de las renovables permitiría reducir el precio medio de la generación de cada megavatio hora desde los 220 euros actuales a unos 90 euros."

Pero ojo, que esto no es un descubrimiento de ahora. Esos 130 euros, ¡un 60%! de ahorro por megavatio hora, los hemos estado pagando año, tras año en que la estulticia impregnada de codicia criminal que nos gobierna ha estado deteniendo el impulso de renovables. Soria ha cometido la grave falta contra Canarias de desamparar las renovables, pero, antes de Soria, las renovables ya estaban igualmente paradas. Gracias a la gente comandada por Mauricio, Adán o Paulino. Y, más ojo todavía: que no se crea nadie que la batalla está ganada. Soria y Paulino, con el gentuallo de los de CATPE y la entusiasta colaboración de la banda de José Miguel y Paquita seguirán con su empeño ominoso del gas, un proyecto que hace inviables las renovables. Con ayudas o sin ellas, ya lo verán, las renovables no levantaran cabeza en Canarias mientras gobiernen estas empresas mercantiles con nombre de partidos, Cc, PsoE, Pp...

La Ley de Renovación Turística arroja luz sobre dos aspectos que se evidencian en Canarias hace tiempo: la falta de imaginación y voluntad política para diseñar modelos socioeconómicos sostenibles, y el factor que condiciona esta ausencia de voluntad política: la indisociable relación político-empresarial de las élites canarias