Marcos Roitmann Rosenmann en LA JORNADA contempla las nuevas noticias de un viejo asunto. Los Papeles de Pandora. Lo señala Francisco Morote, de Attac Canarias. Y yo, Chema Tante, digo que estamos en un mundo absolutamente enloquecido. Porque estas sabias palabras que escribe Roitman las suscribimos alguna poca gente, como Morote o yo y algunas más. Pero la evidencia demuestra que para la mayoría de las sociedades, lo que está pasando no resulta tangrave. Con independencia de las advertencias de que estos Papeles de Pandroa está sesgados y no están todo los que son, lo cierto es que los están, son, y que son más, todavía. Porque parece que en cuanto alguien se hace con un dinero, lo coge y corre. Corre a esconderlo. Yo puedo entender, no justificar, pero entender, que un pobre diablo que por la causa que sea, le caigan unos cientos de miles de euros, trate de quitarle el cuerpo al fisco. Pero quienes se embolsan decenas, centenares de millones ¿por qué se niegan a pagar impuestos? ¿Para qué necesitan un donero que no se van a poder gastar en una vida? Es la avaricia en su más nítida expresión.
LA JORNADA editorializa sobre la nueva entrega de los Papeles de Pandora las historias de tanta gente rica que mete su dinero en paraísos fiscales. Lo señala Francisco Morote, de Attac Canarias. Y yo Chema Tante, insisto en la idea principal. Aunque fueran legales formalmente estas historias, cosa que está por ver, son altamente sospechosas. Nadie oculta un dinero si no tiene algo que esconder.
Más de 600 profesionales, del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) desvelan otro escándalo de la cantidad de gente miserable que no se contentan con las fabulosas cantidades de dinero que ganan o roban y se niegan a contribuir. Lo difunde RT y lo señala Federico Aguilera Klink
Reportaje de Gorka Castillo, en CTXT sobre las trabas del IMV. Y yo, Chema Tante, digo que esto es intolerable y presento mis sospechas de que el burotecnócrata Escrivá ha montado este escaparate mentiroso a sabiendas de que no se iba a pagar . El Ingreso Mínimo Vital tiene un importe miserable pero ni siquiera esa limosna quieren pagar. Y la justificación que siempre pone Escriva, de que hay que prevenir el fraude, no se puede admitir. Vale más que cobren cien tramposos lo que no les corresponde, antes de que una pobre persona infeliz deje de recibir la limosna. Que paguen primero y comprueben después.