Federico Aguilera Klink ha recuperado un montón de viñetas antiguas, tienen más de diez años, de El Roto. Viñetas que yo, Chema Tante, comento que constituyen una historia de este año increíble que estamos acabando de pasar. Pero hay que decir que la habilidad de El Roto para describir la realidad no es prospectiva. El Roto no anticipaba nada, hace diez años. Son los brutales problemas, los que se han anquilosado, han pasado a formar parte de la estructura. de nuestras vidas y aquí tienen, para empezar, esta viñeta, de hace tantos años, cuya profecía se está cumpliendo ahora. Aunque no quieran los gobiernos y las empresas asumirlo, la Tierra, con la pandemia, nos está bajando los humos. Pero todo lo demás, la pandemia y las vacunas, las estafas de una banca sin escrúpulos, la especulación financiera rapiñadora, la migración y su brutal represión, la pobreza, la obscena desigualdad social, los abusos laborales, la parcialidad de la justicia, los ladridos de una derecha cerril, la presencia entrometida de una Iglesia Católica asfixiante, la venalidad intoxicadora de los medios de comunicación y la inoperancia de un Congreso que no puede solucionar nada. Toda la vergüenza de un sistema que de democracia no tiene nada. Todo lo que nos ha estado pasando en 2020 y seguirá, ustedes lo saben tanto como yo, en el 2021, está ahí, dibujado por El Roto entre 2001 y 2008
En EL DIARIO, Javier Pérez Royo escribe sobre laa actitud poco democrática del gobierno de Rajoy en el conflicto catalá. El prestigioso constitucionalista dice, que de todas formas "no cree que pueda existir la más mínima duda de que España es un Estado democrático". Pues bien yo, Chema Tante, con todo el respeto que me merece, le digo a Javier que sí. Que yo tengo máximas dudas sobre un sistema en el que se demuestra la absoluta injerencia del ejecutivo en el judicial, cuyas autoridades son designadas a discreción por el gobierno. Un gobierno a su vez nombrado por un legislativo cuyas mayorías salen de unas elecciones irregulares, porque algunas campañas son pagadas con exageradas cantidades de dinero criminal. Tropieza de frente con mi concepto de democracia un sistema en el que hay gente, cuyos nombres todo el mundo conoce, con condenas o pendiente de ellas, en libertad, disfrutando a todo pasto de la pasta robada. Un sistema en el que la cuna o te emplea de por vida o te concede impunidad para que te busques la vida hurgando en las perras públicas. A medida que escribo se me va calentando el teclado, hasta decir, Javier, abre los ojos y declara también la verdad. Esta no es la democracia que nos vendieron.
En artículo de marzo pasado que señala en la web de CADTM Francisco Morote, de ATTAC Canarias, Yago Álvarez resalta una circunstancia evidente, pero obvia: que el gobierno pperorajoyano en el que atúc fervorosamente Montoro, la hiena riente, sigue al pide de la letra las consignas del FMI. Por supuesto, porque todo este gentuallo profesa escrupulosamente la misma fe neoliberal.
Considera que los responsables insulares de COAG deberían dar una explicación al respecto “que no les he escuchado”.
En PÚBLICO, el prestigioso economista y miembro de Podemos, Vicenç Navarro ofrecía un denso texto de análisis de la trayectoria, en el ámbito económico del PsoE, en el gobierno o en la oposición, en la historia reciente. A este artículo El porqué del declive electoral del PSOE: los entramados de sus equipos económicos responde (en parte), en el mismo medio, el no menos prestigioso economista Manuel Escudero con otro ¿Está el proyecto político “Por una nueva socialdemocracia” inspirado en el Programa de Unidos Podemos? que, por eso digo que responde en parte, se limta a la alusión que hace Navarro al proyecto propuesto por Pedro Sánchez. Parece que lo que le irrita a Escudero, esencialmente, es que se compare su programa con el de Podemos. Y la verdad es que no se entiende esa molestia. Es obvio que si ambas formaciones, Podemos y un hipotético PsoE liderado por Sánchez, se presentan como de izquierdas, sus propuestas se parezcan mucho, en especial cuando ambas se enfrentan con el mismo gigantesco enemigo: el neoliberaliso, el fascismo económico de este suglo. A todas estas, lo que yo, Chema Tante, digo es que tanto Navarro como Escudero y sus respectivas formaciones deben entender la realidad de las cosas. Que son, que, hasta ahora el PsoE (lo siento, lo dice Navarro, pero es la verdad) nunca ha demostrado ser capaz, en lo económico, de ajustar su praxis a sus planteamientos ideológicos, Y que nada induce a pensar que un supuesto gobierno con Sánchez vaya a salirle respondón a los poderes económicos. Por la otra parte, la de Podemos, a la gente de Navarro e Iglesias, es cierto, le cabe el beneficio de la duda. Pero la gente está muy escamada. Por tanto, lo que deben hacer ambas opciones, la real de Podemos y la todavía entelética de Sánchez, es dejarse de pelear, así sea teóricamente, y dedicarse a lo que ambos, Navarro y Escudero terminan por propugnar: unirse y, así demostrarle al electorado que, pprimero, pueden llegar a La Moncloa y, segundo, que pueden cumplir lo que prometen. Que, en el fondo, sn tantas florituras, se reduce a instarurar un sistema fiscal equitativo y eficaz que le gener al estado los recursos necesarios para proteger a las personas y alimentar la econmía. Sin que se quede un céntimo por el camino, por supuesto. Algo bien distinto a lo que larga, por cierto, el funesto teórico del PsoE traidor a su ideología, José Carlos Díez.
... sin embargo, hay una gran diferencia:
Sinceramente. Yo le tengo que decir a Juan Tortosa, que no les dé ideas. Porque lo que escribe en este artículo en PÚBLICO que recomienda Francisco Morote, de ATTAC Canarias, es la pura verdad. Pero es mejor dejar a la bobería andante de Pp, PsoE y C's que se estrelle de una vez, con esas simplonadas. Déjenles no más pastar, que ya las elecciones les van a enseñar.
Cada vez que algún alguna adalid del ultraliberalismo sale con esto de la mejora de los datos, como por cierto también hiciera Rajoy en su ridícula comparecencia parlamentaria, hay que salir a recordar que tales datos podrán mejorar. Claro que sí, pero se trata de la cristalización de la injusticia. Mejoran los datos económicos, pero los registros sociales se vienen abajo.