lacasademitia.opennemas.com
La contundente victoria de Pedro Sánchez es también la dura derrota de una Susana Díaz que afrontó las primarias socialistas desde la soberbia y el convencimiento de que iba a aplastar definitivamente al hoy resucitado secretario general socialista, a quien ella quería doblemente muerto. No le sirvieron ni los apoyos de la gerontocracia partidaria -Felipe González, Alfonso Guerra, Alfredo Pérez Rubalcaba, José Bono y compañía- ni el de un expresidente Zapatero que estaría mejor, mucho mejor, en un discreto segundo plano tras el solar electoral en que dejó convertido al partido su dirección política.