¿Cómo será la "nueva normalidad"? Más preguntas que respuestas, escribe Federico Aguilera Klink al recomendar estos dos textos firmados respectivamente por Leonardo Boff y Slavoj Zizek en OBSERVATORIO DE LA CRISIS. Tanto el brasileño como el filósofo coinciden en que si las fuerzas sociales, los poderes económicos y la gente de la política no asumen el aviso que ha mandado la "Tierra viva" y pretenden retornar al estado desastroso de cosas que ha desencadenado esta pandemia y está llevando a la Humanidad a la desaparición, el futuro será pavoroso. Tiene razón, digo yo, Chema Tante, Federico Aguilera Klink, las preguntas son más que las respuestas, pero tenemos una certeza, si seguimos igual, perecemos.

Yo, Chema Tante, llevo tiempo diciendo que la Pacha Mama no iba aguantar las barbaridades humanas y del neoliberalismo sin quejarse. Pero que no sabíamos como iba a hacerlo. Bueno, Ahora ya lo sabemos. Como los gobiernos felones y la gentuza que maneja las empresas no ha querido asumir las señales del cambio climático, aquí tenemos una tremenda advertencia. La economía, como la entienden las oligarquías acaparadoras de riqueza, no puede seguir como hasta ahora. El coherente veterano militante socialista Antonio Aguado destaca este incisivo artículo de Slavoj Žižek en RT y, en traducción de Marco Silvano, en CTXT. Lo que dice  Žižek es evidente. Esta pandemia es un tiro bajo la línea de superficie al capitalismo. Pero es tanta la ceguera y la codicia neoliberal, que yo mucho me temo que las oligarquías no van a aprender la lección y, abusando de la candidez electoral de las masas, en  cuanto amaine este letal huracán vírico, volverán a las malas mañas. De hecho, ya están haciendo cuentas de las tajadaas que van a poder sacar de tanta desgracia, tanto sufrimiento.

Importante artículo en LA MAREA, que recomienda Francisco Morote, de Attac Canarias. Slavoj Žižek nos hace ver que la detención ilegal sufrida por Julian Assange no es ninguna anécdota trivial, sino un episodio significativo de la ofensiva lanzada por los poderes mundiales para pulverizar definitivamente la libertad de información. Es obvio que a esto hay que oponerse, si queremos, no ya defender, sino recuperar la democracia que nos han arrebatado.