Jenner López Escudero en NUEVA TRIBUNA trata sobe la exigencia, que no deberían tener que exigirse, de auditar las cuentas de la Seguridad Social formulada por las organizaciones pensionistas. Lo señala el coherente veterano militante socialista Antonio Aguado. Y yo, Chema Tante, insisto en que es una auténtica vergüenza la manera obscena en que los gobiernos, del partido que sea en cada momento, meten la mano en el fondo de pensiones. Y añadiré algo sobre Jenner, cabo del ejército, expulsado. Resulta muy significativo que las personas que expulsa el ejército del estado español, demuestren después una exquisita sensibilidad social. Yo establezco aquí una relación causa efecto.
Se trata del déjà vu constante. Los empresarios turísticos canarios, ciegos, inválidos, oligofrénicos, quejándose de lo inevitable. Inevitable, pero que ni ellos ni quienes gobiernan quieren entender. Que el turismo es incompatible con la pandemia y que la pandemia no remitirá, ni con PCR ni con rastreos, hasta que se obtenga la vacuna y que la vacuna tardará todavía mucho en conseguirse. Y, por otra parte, que Canarias puede encontrara otras actividades económicas para salir adelante. Francisco Martínez, uno de esos empresarios, larga el ritual de quejas y de falsas esperanzas, desde LANCELOT DIGITAL y yo, Chema tante, lo comento.
La condición de universal y gratuita de la sanidad pública, reconocida en la Ley General de Sanidad y el conjunto de las legislaciones de carácter autonómico, obliga a las administraciones públicas a poner a disposición de los pacientes el tratamiento más efectivo para combatir su enfermedad independientemente del grado de gravedad de su dolencia y el coste del tratamiento, motivo por el cual no es admisible que continúe retrasándose la dispensación del Sovaldi o de cualquier otro tratamiento para los pacientes afectados por hepatitis C.
Dicen en San Borondón: Pepe Suárez: “IUC y SSP tendrían que valorar más lo que pueden aportar al proceso de unidad de la izquierda que aquello que podrían perder”
Nota de Chema Tante.
Creo firmemente en la necesidad y convenciencia de la unión de la izquierda para conseguir en las elecciones un resultado adecuado a la composición social, en la que las ideas progresistas son mayoritarias. Pero creo también que esa unión no puede forzarse. Parafraseando una conocida sentencia popular, si uno no quiere, dos no se juntan. La evidencia histórica patentiza la dificultad de la izquierda para unirse. De manera qeu hay que asumir dos realidades que entiendo claras. Una que si la unión genera más diferencia, mejor es dejarlo. Y la otra, que es preciso establecer los términos de la unión. En el caso que nos ocupa, la posición expresada por IUC y SSP es la de resistencia -lógica- a integrar en un frente sus respectivas estructuras y bases militantes en pie de igualdad con otras organizaciones mucho más reducidas. Creo que ese es el problema que hay que enfrentar.