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jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

Manifiesto 25N 2022, leído al final de la manifestación - RED FEMINISTA DE GRAN CANARIA

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Manifiesto 25N 2022, leído al final de la manifestación - RED FEMINISTA DE GRAN CANARIA

Por Sara, Mónica, Claudia Abigail, Mercedes, Lobna, Isabel, María Ángeles, Ivet, Victoria Cristina, Teodora, África, Natalia, Ouardia, Clotilde, Florina, Maite, Eva María, Luisa María, Diolimar, Gemma, Virginia, Amparo, Mari Nieves, Cristina, Trinidad, Abigail, Eva María, María del Carmen, Anna, María Luisa, Débora, Raquel, Esther, Adoración, Imane, Irina y por otras dos mujeres con nombre desconocido asesinadas en España en lo que va de 2022 por sus parejas o ex parejas.

Nos citamos otro 25 de noviembre en las calles por las 1.168 mujeres asesinadas por violencia de género desde 2003, 62 de ellas en Canarias. También por los hijos e hijas arrebatados por una de las más terribles violencias, la violencia vicaria, y por todos los y las menores a quienes se les ha truncado la vida al ser privados violentamente de sus madres.

Ni olvidamos ni callamos. Estamos y seguiremos estando aquí. ¡Gritemos por ellas!

Hoy, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, una lacra social que afecta y sufren las mujeres en todo el mundo, reclamamos políticas en todos los países para lograr su erradicación en todas sus formas. Porque las violencias machistas tienen muchas caras: violencia física, psicológica, sexual, simbólica, institucional y económica.

Este año 2022 no ha sido una excepción. Todos los indicadores de violencia machista han experimentado un significativo aumento. Aumentan las denuncias, aumentan las mujeres con medidas de protección y no conseguimos reducir el miedo. Tres de cada cuatro mujeres viven con miedo a ser violentadas por las calles o en espacios de ocio porque no son seguros. No logramos superar las ciudades diseñadas por y para los hombres. Espacios donde nos llaman “putas” y “conejas” como han hecho siempre los colegiales del colegio mayor Elías Ahuja (hasta ahora sin consecuencias). Espacios donde recibimos pinchazos, donde se nos violenta de diversas formas, porque la violencia física es solo la punta del iceberg.

Condenamos las violencias que reciben todas las mujeres por el hecho de serlo y las violencias que recibimos las feministas: nos señalan en redes sociales y en discursos políticos como enemigas cuando lo que reclamamos es DERECHOS para todas.

DERECHOS para la infancia. Exigimos juzgados especializados en infancia que les protejan y no les revictimicen y una educación sexual integral para crecer libres y conscientes.

DERECHOS para las mujeres trans. Porque negarlas o señalarlas a ellas es ahondar en la exclusión social a la que se han visto abocadas y la igualdad pasa porque todas podamos vivir libres y en paz.

DERECHOS para las personas dependientes y cuidadoras. La mayor parte de las cuidadoras son mujeres y no cotizan, lo que las lleva a la pobreza. Y las listas de espera para las ayudas no paran de aumentar. Asumir que las mujeres carguen la responsabilidad de los cuidados de forma principal y que suplan la dejadez e inacción de las administraciones, es violencia institucional y social. Exigimos poner el cuidado en el centro de la vida.

DERECHOS para las migrantes. Los procesos migratorios de las mujeres que llegan a Canarias están atravesados de múltiples violencias. Obligarlas a vivir indocumentadas es negarles el derecho a una vida digna y dificulta que denuncien situaciones de violencia por el miedo a ser deportadas. Porque aunque tienen derechos, existe aún racismo estructural que produce indefensión jurídica, social y revictimización.

La nuestra también es una época de retrocesos, porque las violencias ni tienen fronteras ni saben de nacionalidades ni entienden de tiempos.

Vivimos una época de crisis concatenadas. A la pandemia se unió la erupción volcánica en La Palma, y poco después la guerra en Ucrania. En todas las crisis las mujeres siguen siendo las que soportan más carga, peores condiciones y más violencias. La guerra también se libra violentando sus cuerpos, forzándolos y explotándolos.

Por eso también nos acordamos de las mujeres afganas, de las mujeres iraníes, las mujeres qatarís o las aficionadas al deporte cuyos derechos humanos no son tenidos en cuenta en el mundial de Qatar. Normalizar que las mujeres son ciudadanía de segunda es también violencia contra las mujeres.

Los cuerpos de las mujeres y las niñas son el principal objetivo de la trata con fines de explotación sexual y reproductiva. Mujeres y niñas a las que seguimos sin dar una respuesta para que recuperen una vida digna de ser vivida. Niñas mutiladas, obligadas a casarse, obligadas a cubrirse, dependientes de la voluntad de sus maridos. Mujeres fuertemente castigadas y asesinadas si se rebelan. Y si lo padecen ellas lo sufrimos todas. ¡Gritemos por ellas!

Y nos acordamos de los derechos conquistados que se van perdiendo, como el del aborto, que defenderemos siempre y ha dado un importante paso atrás en Estados Unidos, mostrando de lo que son capaces los enemigos de la igualdad, o el derechos a ser y existir como queramos. La cultura patriarcal nos violenta también de forma simbólica y psicológica, con una violencia que está presente en todas partes: en las vallas publicitarias, en los libros de texto, en las canciones y las películas. Violencia simbólica muchas veces normalizada. Entre el 25 y el 30% de la juventud, especialmente los chicos, es negacionista de la violencia de género. Desde los feminismos advertimos sobre estas violencias en sus formas más sutiles y expresas porque son la base de la perpetuación del resto de violencias machistas.

Y entre todos los tipos de violencia contra las mujeres, no podemos dejar de nombrar la violencia institucional. Las instituciones que realizan campañas de sensibilización son las mismas que no ponen los medios suficientes para una atención integral y de calidad. La falta de profesionales de psicología en el instituto anatómico forense de Canarias es solo un ejemplo más de esa escasez de medios que impide la reparación de las vidas de esas mujeres y menores víctimas de las violencias machistas; también lo es el exceso de burocracia para acceder a las ayudas.

Hoy nos reunimos para condenar todas las formas de violencia contra las mujeres y reclamamos, a gritos, derechos para todas, pero todas, todas, TODAS. Porque si nos tocan a una, respondemos todas. ¡Gritemos por ellas!

¡Por las que están, por las que no están, por las que peligran, por las que vendrán!

RED FEMINISTA DE GRAN CANARIA

 

MANCHETA AGOSTO 22