Somos los árboles - Movimiento UPC Unidad del Pueblo Canario
“Los árboles somos las fábricas que, funcionando ininterrumpidamente las 24 horas del día, todos los días del año, a veces durante bastante más de un siglo e incluso milenios ¡si nos dejan, claro! mantenemos las condiciones óptimas para la calidad de vida en este planeta, tanto para nosotros como para el resto de los seres vivos, incluyendo los humanos, casualmente de los que peor trato recibimos”.
Somos los árboles - Movimiento UPC Unidad del Pueblo Canario
“Los árboles somos las fábricas que, funcionando ininterrumpidamente las 24 horas del día, todos los días del año, a veces durante bastante más de un siglo e incluso milenios ¡si nos dejan, claro! mantenemos las condiciones óptimas para la calidad de vida en este planeta, tanto para nosotros como para el resto de los seres vivos, incluyendo los humanos, casualmente de los que peor trato recibimos”.
EL EXPERIMENTO DE VAN HELMONT
Fue en el siglo diecisiete cuando el químico flamenco van Helmont (médico que dejó la práctica de la medicina para dedicarse a la química) realizó el experimento que se recoge a continuación, según su propia descripción y que rogamos encarecidamente a las profesoras y profesores que realicen en sus clases con sus alumnas y alumnos, con fines didácticos, utilizando en lugar de un árbol, de crecimiento lento para un curso escolar, una semilla por ejemplo de judía, chochos, etc.:
“Cogí una maceta, puse en su interior 90 kilogramos (Kg) de tierra que había secado en un horno, la empapé en agua y planté en ella un vástago de sauce que pesaba 2.28 kg. Pero la maceta únicamente fue regada con agua de lluvia o (cuando fue necesario) con agua destilada; y era grande (en tamaño) y estaba hundido en la tierra; y para evitar que el polvo del aire de su alrededor se mezclara con la tierra, el borde de la maceta se resguardó, cubriéndose con una lámina de hierro recubierta de estaño y horadada por muchos agujeros. No calculé el peso de las hojas que cayeron en los cuatro otoños. Por último, sequé de nuevo la tierra de la maceta y se encontraron los mismos 90 kg menos unos 56 gramos; por lo tanto, unos 74 kg de madera, corteza y raíz habían crecido sólo del agua”.
Van Helmont llegó a la conclusión de que los 74 kg de madera, corteza y raíz habían crecido sólo del agua. Se necesitaron tres siglos más para descubrir que cuando la luz incide en los vegetales verdes el anhídrido carbónico, uno de los gases responsables del calentamiento global del planeta y, por ende, del cambio climático, se transforma en hidratos de carbono desprendiendo oxígeno, en un proceso conocido como fotosíntesis (del griego photos, luz y synthesi, poner juntos), debido a que la formación de azúcares sólo tiene lugar en presencia de luz, tratándose por lo tanto de una síntesis lumínica, una energía limpia.
¿Qué ocurriría si desaparecieran las plantas de la faz de la Tierra? Inmediatamente cesaría la biosíntesis de oxígeno y la composición de la atmósfera cambiaría rápidamente. La acumulación de anhídrido carbónico procedente de la respiración eliminaría todas las formas de vida aerobias (que dependen del oxígeno). Además se pararía la formación de hidratos de carbono y de los aminoácidos que dependen de la fotosíntesis, con lo que en muy poco tiempo empezarían a escasear los alimentos, dado que en último lugar los animales, entre los que se incluye la especie humana, dependemos de las plantas, que son los productores, para alimentarnos.
ARBORICIDIO: EL MALTRATO VEGETAL
La escasez de lluvias. Estas islas se transformarán en el vergel que siempre fueron, con la política ambiental del Movimiento por la Unidad del Pueblo Canario pues, dada la abundante afluencia de nubes aportada por los Alisios, basta repoblar las zonas norteñas de las mismas para que se produzca la condensación de las citadas nubes, vapor de agua, así como implementar las Gavias en todos los barrancos de todo el Archipiélago para impedir que las mismas vuelvan al mar frenando de paso la imponente erosión que, como clima subtropical que somos, tanto nos afecta.
Esto no es la excepción sino la regla desde que los españoles llegaron con el hacha: en Chinet el bosque de laurisilva llegaba hasta la curva de Gracia. El genocida y esclavista Bethencourt describe el siguiente paraje de Erbani (ex Fuerteventura) hace 600 años: “Y al pasar al otro lado se halla un valle hermoso y unido y muy agradable, en que habrá 800 palmeras que dan sombra al valle, con arroyos de agua que corren por en medio, y están por grupos de 100 y 120 juntas, tan altas como mástiles de más de 20 brazas de altura, tan verdes, tan enramadas y tan cargadas de dátiles, que da gusto mirarlas” (Le Canarien, p 123, Litografía A. Romero, S/C Tenerife, 1980).
“Los árboles estamos muy preocupados con esta más que desastrosa política ambiental y no nos faltan razones para ello: ya viene la sierra asesina, sólo de verla ya nos duelen las heridas, los asalariados verdugos ya cumplen su contrato, la empresarial administración, cegados por la cartera, olvidándose de que hasta los billetes salen de los árboles, cegados por la avaricia, la codicia, la avidez, la ambición, la miseria, la mezquindad, el egoísmo, el mercantilismo (nacionalismo mercantilista decía uno), la usura…no ve más que cemento al lado del cemento y sobre el cemento, aunque lo llamen talento.
Nosotros los árboles estamos indefensos, no podemos huir, de lo contrario ya nos hubiéramos ido lejos, pero que muy lejos, por lo que apelamos a la solidaridad de todas las personas sensatas, la inmensa mayoría, para frenar esta masacre, apelamos a las personas amantes de la naturaleza, a las que plantan árboles, a las que riegan y miman las plantas, para que acudan en nuestra defensa…ya viene la sierra asesina, ya vienen los viles verdugos: socorro, auxilio, ayuda, solidaridad, participación, reciprocidad, concurso, asistencia, refuerzo, protección, asociación, defensa, alianza, cooperación, colaboración, SOS ¡somos nosotros, los árboles!”.
Movimiento por la Unidad del Pueblo Canario