La política de agresión directa de Estados Unidos contra todos los procesos progresistas y revolucionarios del mundo ha sido una constante en la historia. América Latina y el Caribe han sido sus víctimas más frecuentes. Algunos ejemplos: En 1961, EEUU intentó invadir Cuba, siendo derrotado en Playa Girón. En 1965, invadió República Dominicana. En 1983, invadió la isla caribeña de Granada y derrocó al gobierno progresista. Durante los años ochenta, organizó y financió la guerra contra la Revolución Sandinista de Nicaragua. En 1989, invadió Panamá. Hoy, Obama ha decretado que Venezuela es una amenaza inminente para la seguridad de EEUU, lo que constituye un paso hacia la acometida militar en cualquier momento.
La UE, con otros métodos, también está implicada en estos ataques tanto a Cuba, con la llamada "posición común", mantenida durante años contra la Revolución Cubana, como a Venezuela. En este último caso, participando en el sabotaje económico, la guerra mediática y el aliento al asesinato de chavistas y el golpe de Estado (como demuestra la implicación directa del ex presidente del Gobierno español, Felipe González) son las formas en que se materializan los embates al proceso bolivariano que lleva adelante el pueblo trabajador venezolano.