De ahí en adelante ya saben lo que pasó, lanzamos un duro y muy clarificador comunicado de prensa denunciando la inhumanidad y absurdo del asunto. El comunicado fue reproducido por muchos medios, fue compartido y twiteado por las redes sociales, nos entrevistaron en varias radios, alguna televisión local trató el tema con la importancia que merecía, intervino la Plataforma de Afectados por las Hipotecas y también algún que otro concejal del Ayuntamiento de La Laguna y donde digo digo digo Diego, Visocan reculó y hoy parece que acepta un acuerdo de pago aplazado adaptado a las posibilidades de la familia.
Este hecho no podemos más que considerarlo un triunfo de la sociedad civil, con el mérito y la parte importante que toca a los medios que trataron el tema, que no fueron todos pero sí fueron bastantes. Vaya nuestro agradecimiento como colectivo a todos los medios de comunicación y agentes sociales que tomaron cartas en tan grave asunto. Gracias a ellos, gracias a ustedes, gracias a nuestra denuncia pública, hoy una familia puede seguir durmiendo en su casa. Esperemos que este primer paso hacia la cordura se extienda a las demás familias que usan de casas cedidas por Visocan y tienen amenazas de desahucio. Recordamos que hay otros dos pendientes a otras dos familias en La Laguna para dentro de poco, y ayer tuvimos noticia de dos familias de ancianos que viven en El Sobradillo (Santa Cruz de Tenerife) a los que también amenazan desahucios de Visocan, dos familias a las que aún no hemos podido localizar y tememos por su seguridad.
Lo triste de todo esto, la reflexión final que debemos hacer todos y que debería llevarnos a estremecer, es qué habría pasado si no hubiéramos sacado el caso a la luz. ¿Cómo es posible que tenga que ser un colectivo social in extremis el que salve a una familia de irse a la calle empujada por el mismo Gobierno de Canarias que en teoría debería protegerla? ¿Qué clase de Gobierno es este que desahucia a la gente por cantidades que ni los bancos se atreverían? ¿Dónde ha quedado la humanidad de nuestras instituciones? ¿Por quién estamos gobernados? Ustedes ya los conocen: la realpolitik que imponen los hechos no ha lugar a un ápice de la bondad y el sentido común que se supone que algún día tuvieron. A todo esto, una última pregunta: ¿pueden nuestros gobernantes mirarse al espejo cada mañana sin sentir nauseas? Sinceramente, guardamos nuestras dudas.