Mercadillo agrícola de Puntagorda. Esta es la Canarias del siglo XXI que tecnócratas toletes como Guadalupe y Manuel Marcos, Cc, PsoE, quieren sustituir por un centro comercial del siglo XX

Canarias del siglo XIX, Canarias del siglo XXI... - por Chema Tante

"...quieren convertir a La Palma, La Gomera y El Hierro en parques temáticos sobre cómo se vivía en Canarias en el Siglo XIX" (Guadalupe González Taño, palmera del siglo XX)

González Taño, como Manuel Marcos Pérez Hernández, configuran, ambas personas en conjunto y cada una por su lado, la imagen perfecta de sus respectivos partidos, la coalición poco canaria de siempre y el partido que siempre fue socialista y obrero y ahora se ha convertido en especulador y materialista. Unos partidos que han tomado como costumbre la connivencia con las peores mañas de la oligarquía, que solamente buscan el enriquecimiento rápido y fácil de una poca gente, pase lo que pase con lo que conviene a la mayoría.

Las tres islas occidentales canarias, La Palma, El Hierro, La Gomera, se habían salvado, relativamente, de la locura desarrollista que ha destrozado territorio, paisaje, cultura, sector primario y economía del resto del archipiélago canario. Lo que Guadalupe González Taño llama "Canarias del siglo XIX" es en realidad la antesala de lo que debería ser y este gentuallo no quiere que sea, la Canarias de este siglo XXI, ya entradito en años. Una Canarias sostenible, con soberanías energética y alimentaria, que reduce al máximo la afluencia de turismo y las importaciones de comida y de combustibles. Una Canarias que compartiría lo que piensa la gente más avanzada del mundo; la que considera que este planeta merece salvarse y debe protegerse.

La Canarias del siglo XXI contendría la contaminación, por la vía de la selección en su actividad turística y la diversificación económica. Para empezar, en los dos capítulos más perjudiciales para el medio ambiente y la estabilidad climática: las emisiones perjudiciales que producen el transporte, de personas y de mercancías, y la generación energética con combustibles fósiles. La movilización de millones de personas en avión y de millones de toneladas de alimentos, por la vía que sea, es un factor destructor de la sostenibilidad, que es preciso remediar, por la vía de la contención. Solamente el turismo selectivo, de lujo y la intensificación de la producción local de alimentos puede evitar que Canarias siga destruyendo el medio ambiente, en el siglo XX I, como lo ha hecho en el XX.

Lo que pretende esta pareja totorota y sus codiciosos partidos, es que Canarias siga manejando el negocio turístico, de la misma manera que ha hecho en el siglo XX, copiando las vetustas estrategias comerciales del plátano o el tomate. Vender a trompadas, sin la menor planificación ni adaptación a las demandas de los targets que interesan, a base de inundar el mercado con producto de discutible calidad, a precios bajos. Y asombrarse después de que llegue competencia que dispute participación.

Guadalupe González Taño y Manuel Marcos Pérez siguen al pie de la letra el manual de las empresas con careta de partido a que pertenecen. Buscar como sea la inversión incauta, permitir la desaforada construcción y poner el caldero, inmediatamente. Y, a continuación, plegarse a las exigencias de las organizaciones, para proteger su inversión, obteniendo beneficios a costa de la destrucción de los valores naturales y culturales del pueblo canario.

La Canarias del siglo XXI no puede ser la Canarias que fue en el siglo XX, la que ha despreciado su habla y su patrimonio, la que ha atendido a sus visitantes con paella congelada, pizzerias y hamburguesas, la que ha mal copiado ambientes y estructuras ajenas, anulando la diferenciación.

Todo lo contrario. La Palma, La Gomera y El Hierro disfrutan de todo lo necesario para seguir siendo la Canarias del siglo XXI y mostrarle al resto de islas hermanas cuál es el camino de la recuperación: Turismo, sí, pero contenido, respetuoso del medio ambiente, del paisaje, del territorio y de la cultura, que pasan así a ser el mejor atractivo para una demanda rentable, la que aprecia la calidad y paga lo que debe pagarse. Una economia que se diversifique, produciendo y transformando localmente alimentos de alto nivel. Una economía que evolucione hacia las industrias que convienen a las características de un archipiélago alejado y frágil, pero muy bien dotado de condiciones para las energías renovables y con un recurso humano muy bien preparado. Industrias que ofrezcan a los mercados mercancias de alto coste, pero poco o nulo peso y volumen: las mercancias del conocimiento, de la farmacia, de la cosmética, de los componentes electrónicos... Pero sobre todo, la Canarias del siglo XXI no puede ser una Canarias que haga de la construcción desarretada la única razón de su ser y de su economía.

Una Canarias del siglo XXI, muy diferente de la del XX que añora Guadalupe, unas islas laceradas por trenes y autopistas; sepultadas sin piedad bajo el cemento y la fealdad; con movilizaciones masivas temerarias, con la fogalera de los combustibles fósile. Y todo, sin poder emplear más que a dos tercios de la gente y con salarios de miseria y explotación, para quien tenga la suerte de estar trabajando; con la excepción, claro, de quienes se venden al sistema, como Guadalupe y Manuel Marcos, sin ir más lejos. Esa Canarias del siglo pasado que quieren, Cc y PsoE, que ha retomado la tragedia de la emigración, con la diferencia de que mucha de la gente que antes se iba para América mandaba perras y luego retornaba y creaba riqueza en las islas, mientras que ahora, no queda más esperanza que sobrevivir y enviar a las islas más melancolía.

Esta pareja pazguata y mercenaria quiere una Canarias que mire para atrás, no para adelante. 

http://www.eldiario.es/canariasahora/politica/CC-PSOE-PP-ASG-Suelo_0_5410462 que debe ser la 59.html