Después de una serie de tópicos, el hombre entra en la harina que le interesa. Que es sostener que en el estado español los ricos pagan sus impuestos. Cuánta razón tiene mi tía cuando dice que el papel (y más el digital, añado yo) aguanta lo que le echen.

No se pierdan el estrambótico argumento que esgrime el poderoso Fernández Belda: que los ricos pagan sus impuestos, aunque las SICAV no coticen sino al 1 %, porque cada sujeto que recibe deneficios de esas SICAV, paga sus impuestos, personales o societarios, según se trate de individuos o sociedades. Abstracción hecha de las exenciones y triquiñuelas con las que estos entes evaden sus impuestos, la tesis de Fernández Belda es que, como el partícipe de una SICAV ya tiene cargas fiscales específicas, la sociedad (que sociedad es una SICAV) no tiene porqué pagar impuestos. Inefable argumento, siguiendo el cual, todas y cada una de las sociedades que en el mundo hay deben exigir se les libere de impuestos, porque sus duelos, accionistas o partícipes, ya pagan lo suyo.

Como cunda la idea, seguiremos avanzando hasta conseguir el ideal de los tipos como Fernández Belda: que solamente paguemos los impuestos aquellos y aquellas ha quienes la Providencia nos ha condenado por nuestros pecados a ser pobres.

Demagogia, dice el hombre.

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