La difícil tarea de estudiar durante la pandemia en el asentamiento irregular más grande de Europa, Marta Marote en PÚBLICO. Comenta Antonio Aguado
Marta Maroto nos cuenta en PÚBLICO la intolerable situación educativa de las niñas y los niños en Cañada Real. Un caso, el de esta comunidad mayoritariamente gitana, que, digo yo, Chema Tante, es ejemplo de lo que está ocurriendo en los niveles mas desamparados de estas sociedades del estado español, donde la democracia es algo no entendido ni asumido. Porque no hay democracia, sin libertad, y no puede haber libertad sin acceso universal a la educación. El coherente veterano militante socialista Antonio Aguado señala y comenta el reportaje.
Comenta Antonio Aguado
¡Que sociedad tan despreciable!
Mientras tanto seguimos con la injusta enseñanza privada concertada que la pagamos con nuestros impuestos, pero a la que por arbitraria y discriminatoria no puede acceder esta clase de niñas y niños de familias muy humildes. Eso si, a la privada concertada acceden hijos e hijas de políticos de todos los signos.
Habría que potenciar la enseñanza pública y quien quiera la privada que la pague.
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Su marginalidad, 16 kilómetros que bordean los municipios de Coslada, Rivas y Madrid, ha servido de escudo contra la pandemia para sus más de 7.000 habitantes. En los dos meses largos que España lleva encerrada en casa bajo el estado de alarma, en Cañada Real Galiana apenas se han registrado dos muertes y no está claro que la causa sea la covid-19, explica Rocío García, directora de la Fundación Secretariado Gitano. Desde su oficina, resalta el compromiso de la comunidad gitana durante esta pandemia pese a que cada día son víctimas de bulos e insultos que tratan de estigmatizar aún más a los estigmatizados.
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