“Hay horas y zonas de Las Cañadas con tanta gente como en las taquillas del Heliodoro en un derbi”

Manuel Durbán, director del Parque Nacional de Las Cañadas del Teide

Entrevista de Álvaro Morales

DIARIO DE AVISOS

Lleva en el Parque de Las Cañadas desde hace casi 30 años y, aunque rehúye en lo que puede la polémica política, no esconde su visión y deja claro que el paraje tiene zonas y horas de total saturación de visitantes, tanta “que sitios como los Roques de García parece que son las taquillas del Heliodoro en un derbi regional”. Aunque lo intente, Manuel Durbán nunca pasa inadvertido.

-Estuvo esta semana en un congreso de directores de parques en Madrid, ¿qué destaca?
“Es el comité de cooperación de la red de parques que se reúne periódicamente y destacaría el éxito de las visitas de otros parques mundiales, sobre todo sudamericanos, y la presentación de la ampliación del Garajonay.

-¿Cuál es la salud de Las Cañadas tras el gran incendio?
“Está como hace meses, pero con la gran afección del incendio como problema añadido; casi mil hectáreas afectadas, destacando las 650 de retamar de alta calidad, de cumbre, y las 150 de pinar, sin tanto valor como la retama, pero con relevancia por ser sotobosque”.

-Lleva muchos años de director: ¿es lo más grave?
“Sí, sin duda. Se trata del incendio más amplio que he visto, el que más superficie ha afectado, también de retamar, así como a especies amenazadas, algunas de las que hemos ido reintroduciendo. Aunque es verdad que no ha afectado a ninguna zona de reserva, tanto en superficie como en afección ha sido el más importante”.

-¿Hay un último balance?
“Pues sí; ya tenemos datos de las especies en peligro y vulnerables afectadas, número de ejemplares y repoblaciones, y hace días empezó la recuperación del retamar y zonas de pinar, así como la estabilización de suelos con más peligro de erosión”.

-Aparte del retamar, ¿le preocupan especialmente otras especies animales o vegetales por estar más en riesgo?
“Lo más preocupante, sin duda, es lo del retamar, que, por el incremento de las temperaturas en todo el parque, ya estaba antes en una situación bastante delicada. Antes era, con diferencia, la biomasa más importante, pero ahora el rosalillo ya le supera. Ese aumento térmico está afectando, sobre todo, en el sur, aunque no llegara ahí el incendio. Esto se nota, por ejemplo, en que la regeneración del retamar es inexistente en muchas partes, incluso aunque se vallen áreas para evitar la afección de los conejos. En el norte, en cambio, el incremento de temperaturas había sido menor y el retamar había aguantado más. Y no sólo importa ese calor mayor, sino los días en los que está cubierto el suelo de nieve, que es perjudicial para especies como el rosalillo, pero muy beneficioso para la retama. Sin embargo, las nevadas son ahora mucho más escasas y las que hay duran menos, con lo que la retama, aparte del incendio, se ha visto muy afectada”.

-¿Llegaremos a ver años sin nieve en poco tiempo?
“Pues no lo sé, pero es posible. Lo normal es que haya solo pequeñas nevadas que, en 2 o 3 días, se disiparán, sobre todo en el estratovolcán pico viejo. Va a ser menos habitual que la nieve llegue a Las Cañadas”.

-Ante eso, ¿qué le diría a los que continúan negando el cambio climático? Son minoría en el ámbito científico, pero no tanto en el político, con partidos que lo siguen poniendo en duda o minimizándolo…
“Prefiero no entrar en debates políticos, pero está demostrado científicamente que aumentan las temperaturas sensiblemente, sobre todo en las cumbres de islas como Tenerife. El parque está fuera de la influencia de los Alisios y el océano, tiene un clima netamente continental y, por tanto, carece del efecto atemperador del mar. En los últimos 50 años, está constatado ese incremento que, encima, ha sido el doble que en medianía o costa, que tienen ese efecto suavizador. Por tanto, la situación no es nada halagüeña para el retamar. No digo que desaparezca, ni mucho menos, pero sí dejará de ser, poco a poco, dominante”.

-¿Teme por otras especies?
“A corto plazo, no. Hace unos 20 años que reubicamos algunas que, por los análisis de dinámica de poblaciones, podían desaparecer en 50-100 años, como la jarilla de cumbre. Hemos buscado sitios con mayor umbría y precipitaciones, lo que ha ido muy bien. Quizás, lo más preocupante a largo plazo son las violetas, tanto la del Teide como la de Guajara, que viven en lo más alto y que, de seguir este incremento térmico, podrían sufrir una situación crítica pues ya no tienen más espacio para subir. Hemos reubicado también bencomias y cardos de plata, y ahora aumentamos las repoblaciones y ejemplares, lo que disminuye mucho el riesgo de colapsos. Además, trabajamos con gran cantidad de semillas en el Vieja y Clavijo y el jardín botánico, y con bancos de germoplasma perfectamente guardados”.

-El último plan del parque desata polémica y dudas sobre su contenido: ¿cómo lo ve?
“¿A cuál te refieres, pues tenemos muchos? (Risas)”.

-Al último, el Rector, el abordado ahora en el Parlamento, el que rechaza Linares si el residente paga al aparcar…
“Vamos a ver: la capacidad de carga del parque en algunas zonas y horas está ampliamente superada. Muchas veces, uno va a las 12 o 13:00 a los Roques de García y, en vez de en un parque nacional, parece que estás en las taquillas del Heliodoro cuando hay derbi regional. Eso no es un parque. Lo que se quiere con este plan es generar una movilidad sostenible que permita eliminar vehículos particulares, no el tránsito, pues esa es una obligación a respetar como dominio de paso, como servidumbre. Sí tenemos que evitar los turismos que ahora aparcan en el parque y promover vehículos colectivos para la visita porque son muchos más respetuosos con el medio. La ley de Parques Nacionales, que es una normativa básica del Estado a cumplir por todos, prohíbe taxativamente el cobro por el acceso. Otra cosa es que sí permite cobrar por servicios complementarios, como aparcamientos, y es en lo que trabajamos. Está claro que hay que introducir una gran diferencia entre el residente y el turista, pero habrá que estudiarlo con los servicios jurídicos porque la gratuidad total no la permite la UE. Debemos analizar la normativa europea y beneficiar hasta donde sea posible al residente. Además, hay que tener en cuenta que las visitas de residentes es muy inferior al 10% y se concentra en ciertas fechas y actividades que no son el día a día”.

-En ese sentido, ¿le parece bien o mal que Titsa excluya de su gratuidad a los residentes que van al parque? ¿No se rebajaría más ese 10%?
“Creo que el sistema que hemos ideado está bastante bien centrado, pues las lanzaderas pararían en todos los miradores del parque, saliendo desde áreas de servicio periféricas por un precio simbólico, lo que nos permita la UE para los residentes. No puedo dar cifras, pues aún ha de verlo el nuevo gobierno del Cabildo y el Patronato, pero será bastante más barato que lo que le cuesta a una familia la gasolina para subir con su coche”.

-Pero, ¿las lanzaderas saldrían solo del Portillo y Chío… o de zonas más alejadas, como el casco de La Orotava? ¿Dónde crear esos aparcamientos?
“En el borrador que trabajamos, están previstos en esos dos sitios y en Vilaflor. No obstante, hemos hablado con Titsa y, obviamente, reforzaría mucho sus servicios desde los núcleos turísticos, como el Puerto, Adeje, Arona… También los enlaces con el área metropolitana y, aunque hemos estudiado que las lanzaderas salgan desde Santa Cruz, genera dificultades. Además, su periodicidad no debe ser muy larga, a lo sumo 15 minutos, aparte de que hay que tener en cuenta la seguridad en el parque, pues, si alguien se baja en él, no es lo mismo que en una parada en otra parte de la Isla, donde te puedes resguardar en una cafetería. Arriba estás en alta montaña, a 2.000 metros, con lo que han de pasar con un máximo de 15 minutos por si hay cambios de tiempo repentinos”.

-¿Y con qué horario, pues quizás algunos quieran ir muy temprano o en la tarde-noche?
“Es un sistemas para evitar las aglomeraciones y, por tanto, se aplicará en las horas centrales del día, pues suelen concentrarse las visitas antes de las 2. Desde las 9 a las 4-5 sería un horario razonable. El sistema, obviamente, no funcionará para los montañeros que van a las 7 de la mañana, pero podrán aparcar libremente porque a esas horas no hay sobrecarga, que se da hasta las 3 o 4 de la tarde”.

Manuel Durbán, director del Parque Nacional de Las Cañadas del Teide

-¿Qué número de plazas y qué impacto deben tener esos tres nuevos aparcamientos?
“Estamos planificando aparcamientos subterráneos muy bien integrados en el terreno. No serán grandes explanadas. Los cálculos se han hecho atendiendo a la capacidad de carga y a la distribución y tendencias de las entradas y salidas de los vehículos. Creo que serán suficientes y espero que, si el sistema va bien y los transportes de Titsa son suficientes y eficaces, hasta sobren plazas. Eso sí, y como en todo lugar con saturación a ciertas horas, se debe buscar un sistema de reservas, como cuando vas al cine, teatro o al auditorio, lugares en los que debes reservar la entrada porque tienen aforos limitados. En el parque, los aforos tampoco son infinitos y hay muchos lugares absolutamente desbordados, lo que genera malestar e, incluso, peleas. Por suerte, no ha habido heridos, pero sí grandes broncas entre conductores de guaguas, turistas que aparcan donde no deben, como sitios para guaguas…”.

-Es decir, reservas sí o sí…
“A ver, si uno sube con vehículo y quiere asegurarse la plaza, sí, lo que traerá, sí o sí, una autorregulación de las guaguas turísticas, que ahora suben todas a la misma hora, cuando, por ejemplo, el parque a las 4 o las 9 tiene una magnífica belleza. Lo que pasa, en cambio, es que la mayoría llegan antes de las 2, con una hora y media o dos de estancia. Tampoco queremos modificar en exceso esa estancia, pues que 4,4 millones de personas al año estén una media de dos horas es una situación, pero si son 6, la sobrecarga es muy distinta. Las visitas deben ser como hasta ahora, pero ordenadas”.

-¿Qué precio es razonable para los turistas, sobre todo según otros parques?
“El problema es que hay situaciones muy diferentes en otros parques, aunque prefiero no entrar porque es una decisión más política que técnica. Tenemos unas cifras mínimas que, por debajo, el sistema no es financiable y se requerirían aportaciones públicas. Eso ya es cuestión de filosofía, pero no creo que deba ser el ciudadano el que pague la visita de un turista. Ha de ser cosa de los que van a disfrutar como visitantes”.

-Antes lo regateó: ¿cree un avance que la gratuidad de Titsa se aplique a Las Cañadas?
“En principio, podría ser un avance relativamente importante, pero la inmensa mayoría de los visitantes, como en otros sitios de la Isla, usan coches de alquiler. Tenemos un parque de alquiler enorme y, sobre todo los peninsulares y mediterráneos, son muy de ir por libre, por desgracia, y no en transporte colectivo. Tampoco es que los centroeuropeos sean muy dados a las guaguas discrecionales (no de Titsa), pero lo son más”.

-¿Qué pasará con el teleférico? Hay grupos ecologistas que aún exigen su desaparición al acabar la concesión…
“A la concesión le queda unos 30 años y esto lo ha de abordar el Plan de Uso y Gestión, no es algo de gestión ordinaria…

-Pero, ¿qué piensa usted?
“Paisajísticamente, no cabe duda de que es un atentado contra el parque, aunque entiendo a muchos que dicen que, sin él, no podrían acceder al Teide, entre los que recuerdo a nuestro admirado Telesforo Bravo que, con edad avanzada, decía que no quería el teleférico, pero sin él no podía admirar aquello”.

-Está claro que hay pros y contras, pero ¿por qué opta?
“Pues no sé, pero, de seguir, y una vez termine la concesión, debería integrarse plenamente en el sistema de uso público y priorizar la capacidad de carga de la rambleta y el pico sobre el rendimiento económico. Es decir, que no sea una Sociedad Anónima, aunque es algo controvertido que hay que abordar”.

-¿Qué personal debería tener el parque y qué recursos?
“Buf… Bastante, muchísimo más personal, sobre todo agentes de Medio Ambiente y técnicos, pues los proyectos tienen que pasar cada vez más supervisiones y trámites y estamos absolutamente desbordados. En los últimos 10 años, casi un tercio de la plantilla se ha jubilado y no la han repuesto. Recozco el esfuerzo presupuestario del Cabildo, pero, si cada vez hay menos personal para gestionar ese dinero y menos vigilancia, tenemos un problema grave”.

-Duplicaría el personal…
“Sí, y a los agentes habría que multiplicarlos por 5 si queremos vigilantes mañana, tarde y noche los 365 días. En la noche, podríamos tener informadores de empresas, pero en ningún caso son agentes de la autoridad”.

“SOLO PAGARON MULTAS POR LLEVARSE PIEDRAS 2 ALEMANES Y UN INGLÉS”

Aunque hay muchos canarios que también cometen la atrocidad, a los tinerfeños les duele el alma saber que siguen desapareciendo piedras y otros elementos de Las Cañadas porque los peninsulares y otros turistas se las llevan de recuerdo. A Durbán le duele igual, pero es que, además, tiene más información, lo vive casi a diario y no esconde su frustración desde que, en 1989, llegó al parque de Taburiente (luego pasó al del Teide en el 94) y comprobó lo inútil de las sanciones impuestas a los extranjeros. Primero, por ser “totalmente insuficientes” y, segundo, porque, al no considerarse un delito, sino faltas administrativas, no hay forma de cobrarlas y perseguirles en sus países. A su juicio, debería corregirse en la ley estatal o incluirse en la futura regional de Biodiversidad, aumentándose mucho más las cuantías y cobrándolas sobre la marcha, tal y como pasa en otros parques del mundo, aunque quepan alegaciones. De hecho, subraya que, desde 1989, “y aunque las campañas han funcionado algo, solo han pagado la multa dos alemanes y un inglés, a los que estuve a punto de enviarles un libro de agradecimiento”.