Los problemas del sector primario canario, 30 años, según el consejero - por Chema Tante
El consejero del genuflexo Clavijo para Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas, Narvay Quintero, ha reconocido que los problemas del sector primario en Canarias "son los mismos desde hace 30 años". No dejaré de recordar que hace 30 años que en Canarias quienes gobiernan son los mismos de la Coalición con que el partido del consejero ha colaborado con entusiasmo. La Coalición en que ha militado desde su tierna juventud y ocupado puestos de alta decisión el personaje que ahora ostenta el cargo de presidente del gobierno. Una Coalición que se ha dedicado, de obra, que no de palabra, como conviene a la gente mentirosa, a promover, proteger e impulsar lo de fuera, ninguneando lo de dentro.
Los problemas del sector primario canario, 30 años, según el consejero - por Chema Tante
El consejero del genuflexo Clavijo para Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas, Narvay Quintero, ha reconocido que los problemas del sector primario en Canarias "son los mismos desde hace 30 años". No dejaré de recordar que hace 30 años que en Canarias quienes gobiernan son los mismos de la Coalición con que el partido del consejero ha colaborado con entusiasmo. La Coalición en que ha militado desde su tierna juventud y ocupado puestos de alta decisión el personaje que ahora ostenta el cargo de presidente del gobierno. Una Coalición que se ha dedicado, de obra, que no de palabra, como conviene a la gente mentirosa, a promover, proteger e impulsar lo de fuera, ninguneando lo de dentro.
Pero tampoco dejaré de reconocer que estoy privado de que al fin un consejero empiece a darse cuenta del funesto papel que ha jugado la empresa Gestión del Medio Rural de Canarias, GMR, que ha desertadol a conciencia de su misión de impulsar nuestra producción alimentaria.
Tengo que aplaudir que, por lo menos de boquilla, un consejero asuma que el problema de base de los productos canarios está en la comercialización y que la solución no debe buscarse en la exportación, sino, primero, en la atención del mercado interno. Como ejemplo lacerante, diré que durante decenas de años, nos hemos empeñado en darles aquí manzanas chilenas, naranjas valencianas y quesos de todo origen a las y los turistas, y luego pretendemos que esas mismas personas nos compren en sus países nuestros productos, que no les hemos enseñado cuando estaban en Canarias. O esas cooperativas que elaboran vino de calidad, pero en cantidad que no alcanza a cubrir un año, y dedican esfuerzos y recursos a lanzar vídeos promocionales en el exterior de productos de los que carecen en los volúmenes necesarios para atender esa demanda de fuera.
El problema que tiene el consejero Quintero es que debe convencer a un economista neoliberal, como es el genuflexo Clavijo, de que tiene que liberarse de su querencia por la grandes empresas. En este caso, de la grandes empresas importadoras, a las que lo único que les preocupa es el beneficio. Porque es obvio que vender alimentos importados, deteriorados por meses de frigorífico, desechos del consumo en otros mercados, es más rentable que comercializar la parva producción canaria.
Escucho complacido a Quintero sus intenciones de utilizar a la empresa pública GMR, que deberá honrar su objeto estatutario de proteger al sector primario. Pero me parece que ya empieza mal. Porque parece que lo único que se plantea es "ayudar a la producción canaria a entrar en las grandes superficies", cosa que sin duda está bien, pero no es lo principal, Ni siquiera lo urgente. Lo que debe hacer GMR es aquello para lo que fue constituida: operar en el mercado interno, presionando al alza a lo precios en origen, y a la baja, en los de consumo, simplemente, comprando sobre las cotizaciones del día y vendiendo bajo ellas. Es algo sencillo, legal y factible, porque GMR no tiene que obtener beneficios, solamente mantener su punto de equilibrio. Con eso, nada más que con eso, GMR lograría eliminar el fatídico rosario de intermediarios que hace que en Canarias la relación de precios origen consumo sea de tres y cuatro y más veces. La gente del campo recibe diez céntimos lo que inmediatamente contempla que se vende en el mercado a 60 y hasta 90 céntimos o más.
Después, por supuesto, deberán venir las campañas de comunicación que hagan ver a la masa consumidora que la producción canaria tiene más calidad que los alimentos importados. Pero, insisto, hasta que los precios no se acerquen, estas campañas serán tiempo y dinero perdidos.
Así, GMR y Quintero y el genuflexo conseguirían, en muy poco tiempo, remontar la triste realidad de que en Canarias importemos el noventa por ciento de todo lo que comemos y lo que le servimos a las y los turistas. Y llegaría la imprescindible soberanía alimentaria. Y yo me comprometo a celebrar el éxito, si se diera.
Pero mucho me temo que no será asi. Veremos a ver.