A la infinita perversidad que supone que a una gente que mantiene recursos ilegales, hurtados a la presión fiscal, de origen inconfesable, se le permita blanquearlos a un coste ridículo, se une el descaro de intentar hacerlo pasar como una operación de regulación fiscal. Samuel se dedica a desenmarañar los detalles de esta aberración.

http://sagara1977.wordpress.com/2012/04/02/banco-nuestro-perdona-nuestras-ofensas-populares-como-nosotros-perdonamos-a-nuestros-deudores-tributarios/