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miércoles, 24 de abril de 2024 00:29h.

"No hay una situación de plena normalidad política y democrática en España", Pablo Iglesias - ¿Democracia? Los fenómenos se juzgan por los resultados, comenta Chema Tante

 

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¿Democracia? Los fenómenos se juzgan por los resultados, comenta Chema Tante

CHEMA TANTESe han levantado con rapidez e indignación las voces contra la verdad incuestionable que se ha atrevido a decir Pablo Iglesias. Y no se trata de una controversia nueva. Hace muchos años que demasiada gente estamos repitiendo que lo que el dictador Franco legó a los pueblos de esto que queda del imperio español es una prolongación de hecho de su dictadura caciquil. Que lo que se vino en llamar "Transición" no es más que una estafa brutal. Estafa política y estafa económica. Una dictadura de la oligarquía y del fanatismo que poco tiene que ver con democracia.

No hay democracia en este estado español, desde el mismo momento en que la justicia demora exageradamente los procesos y luego dicta las sentencias de manera parcial o cuando, no tiene otro remedio, inventando excusas como la "doctrina Botín", que permite exonerar a gente desde el poder. Porque las causas no pueden prosperar si la Fiscalía no quiere que prosperen y la Fiscalía, digan lo que digan, depende del gobierno. Una prueba más de la inexistencia de fronteras de autonomía entre poderes.

No hay democracia cuando los tribunales emiten con toda irresponsabilidad sentencias que luego son anuladas por instancias superiores y, hasta en las europeas, y quienes sentenciaron no pagan por sus errores y por sus arbitrariedades.

No hay democracia cuando jueces y juezas incoan causas y detienen gente sin razón ninguna, pero no les cae ningún castigo posterior por su manifiesta prevaricación.

No hay democracia, si la policía atropella, veja y golpea a la gente que se manifiesta en defensa de sus derechos, pero colabora con las movilizaciones fascistas.

No hay democracia, cuando se permite a banca, energéticas, farmacéuticas estafar impunemente sin que el gobierno pueda -o quiera- hacer nada por impedirlo.

No hay democracia cuando iniciativas demandadas masivamente como la derogación de la Reforma Laboral, la injusta ley hipotecaria que permite los desahucios, la Renta Básica Incondicional o la banca pública, no hay manera de conseguirlas.

En especial, no hay democracia, ni de lejos, cuando un partido puede implantar una Reforma Laboral que deja sin armas a las fuerzas sindicales, que abandona sin defensa a las trabajadoras y los trabajadores frente al abuso y la extorsión de las empresas, pero otro partido se niega a derogarla, aunque fuera una promesa electoral y formara parte de su acuerdo para gobernar. No puede decirse que hay democracia si la oligarquía neoliberal puede arrollar el resultado de siglos de luchas sindicales y obreras.

No hay democracia, cuando todo indica que hay que actuar en defensa del medio ambiente, cuando hasta desde la Unión Europea se ordena proceder en ese sentido, pero los gobiernos, del estado y territoriales están desesperados por reiniciar un negocio altamente contaminante como es el turismo masivo, en especial en Canarias.

No hay democracia cuando se sabe que una persona oculta o se guarda pruebas para negociar tratos de favor con la justicia, como se comprueba que hacen elementos como Bárcenas o Villarejo, que no son ni mucho menos excepción, pero no pasa nada.

No hay democracia cuando las grandes fortunas gozan de benevolencia fiscal y pueden escaquearse de sus responsabilidades, en tanto que la Seguridad Social embarga con toda crueldad a un pobre infeliz arruinado hasta su pensión no contributiva. 

No hay democracia, si un gobierno dicta la concesión de una ayuda raquítica como un Ingreso que es Mínimo y es Vital y luego pone todas las trabas burocráticas que hagan falta para no pagarlo. Empezando por la exigencia de tener una cuenta bancaria a una persona que no cuenta no ingreso económico alguno. O que mucha gente sufra dilaciones en la tramitación de sus peticiones de ayuda social.

No hay democracia, cuando se niega un derecho tan elemental como el de votar y decidir.

No hay democracia cuando el gobierno está amarrado completamente en sus acciones por la oligarquía neoliberal, que es quien marca las políticas.

No hay democracia, cuando la corrupción sigue presente, cuando hay centenares de miles de personas aforadas que se aprovechan de esa aberración para delinquir impunemente.

No hay democracia cuando un partido llega al gobierno firmando un pacto con otro y luego lo incumple sistemáticamente, en contra, incluso, de la propia voluntad mayoritaria de su electorado.

Desde luego, en el estado español el sistema está muy alejado de la democracia completa que sostiene la vicepresidenta Calvo. Los resultados lo demuestran.

"No hay una situación de plena normalidad política y democrática en España"

Pablo Iglesias contradice a la ministra Arancha González Laya y cuestiona la calidad de la democracia española

MANCHETA 9