El "todo incluido", exigencia de la demanda, por error de estrategia turística canaria
El "todo incluido" es nefasto, no solamente porque mata todo el tejido comercial y de servicios complementario a la estructura alojativa, sino porque va acompañado de la cateta bajada de precios. De esa manera, se ofrecen solamente productos importados de ínfima calidad, con lo que se destruye todo atrativo de diferecnia del destino.
Los gobiernos y los empresarios de Canarias se empecinan en hacer crecer la oferta y luego tirar los precios, las condiciones y la calidad, para atraer a la demanda, en competencia con otros destinos que disfrutan de costes mucho menores.
Sin embargo, nuestras circunstancias de lejanía permiten y nuestras características permiten apuntar a targets más potentes financieramente. Son las personas, no las millonarias, sino, simplemente, las de clase media alta; las que no se asombran por los pocos euros de una tasa aeroportuaria, las que están dispuestas a pagar por la calidad, no solamente del hotel, sino de la oferta completa y, por encima de todo, son personas cuyo nivel cultural les hace valorar las bondadndes ambientales.
Lo del todo incluido no es un mal inevitable, sino la consecuencia de la estupidez de quienes gobiernan y de quienes gestionan las empresas.