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viernes, 29 de marzo de 2024 08:39h.

Turismo de seguridad sanitaria. El voluntarismo negacionista también puede matar – por Chema Tante

 

FRASE TANTE SEGURIDAD SANITARIA

 

 Turismo de seguridad sanitaria. El voluntarismo negacionista también puede matar – por Chema Tante *

 

A pesar de haber comprobado tantas veces la absoluta ausencia de sentido de la realidad, en la gente que dirige la política y las empresas en Canarias, nuca pude imaginar que la costumbre del arregostamiento, la práctica acomodaticia, llegara a los límites que estoy comprobando.

La única estrategia que se conoce para enfrentarse a esta pandemia es la del aislamiento. De Wuhan para acá, es lo que se se ha venido haciendo. Eso y, cuando se desata la ola de contagios, intentar ayudar a las y los pacientes que caen en la infección, aliviando sus síntomas, hasta que sus organismos venzan la enfermedad. Quienes la vencen, que ya hemos visto que por desgracia, no es la totalidad.

Canarias ha capeado, mal que bien, la primera embestida de la invasión coronavírica, precisamente gracias a su condición de islas, con lo que las barreras al contagio exterior se han establecido de manera natural. Y las endebles estructuras públicas de sanidad, corroídas por recortes y concertaciones, que no son sino privatizaciones encubiertas, han resistido, gracias, primero, al esfuerzo heroico de sus profesionales de todo nivel, pero en buena parte también, porque la ola de contagios ha remitido gracias al cierre de aeropuertos y puertos, que ha impedido la llegada de nuevas remesas de virus.

Por todo esto, no veo que sea  tan difícil de entender que, si se remueve la barrera, si se abre la movilidad de personas hacia Canarias, y hasta que la vacuna se encuentre, el Covid-19 seguirá siendo un turista indeseado, pero presente.

La gente, con razón, está desesperada y demanda una normalización de su vida laboral, de su sostenimiento económico. Y el gobierno, claro que tiene la obligación de atender el clamor. Lo que no puede el gobierno es negar la realidad, y pensar que la fuerza de la voluntad puede cambiar lo inevitable.

Escucho al portavoz Julio Pérez decir que “Canarias se prepara como destino turístico de seguridad sanitaria”. Y, de verdad, no puedo entender tanta ingenuidad, tanto negacionismo.

Veo con estupor y con espanto que Julio Pérez y el socialista Torres, siguen pensando en el turismo como actividad económica única para Canarias. Y que creen que lo van a solucionar, con esa historia delirante de la seguridad sanitaria, contra una enfermedad que, de momento, no tiene más vacuna que la del aislamiento ni otro tratamiento que el sintomático, con sistemas de sanidad robustos.

Toda la gente experta coincide, en esta crisis sanitaria, en que, de momento, la distancia es la única manera de garantizar la seguridad. Y el gobierno de Torres y Pérez quiere que Canarias elimine esa única barrera sanitaria que existe y, al mismo tiempo, garantice seguridad.

Un principio esencial de la ética en el marketing es el de no engañar en la comunicación publicitaria. Vender seguridad sanitaria rompiendo el aislamiento, es una mentira expresa.

Si se abren las puertas al turismo, el virus vendrá con él. Y la población canaria, tanto como las y los turistas que vinieran, serán pasto del contagio. Y el sistema público de salud canario no está en condiciones de enfrentar otra ola de pandemia.

La única seguridad sanitaria contra el coronavirus es el aislamiento. El turismo elimina el aislamiento y, por tanto, la seguridad. Vender seguridad sanitaria para abrir el turismo es una contradicción irresponsable y una estafa.

No es complicado asumir que, si se abren los puertos y aeropuertos a una nueva oleada de turistas -oleadas es la única táctica que los empresarios canarios entienden que puede garantizar la rentabilidad-  no solamente se pulveriza esa cacareada seguridad, sino que el sistema público de salud, desmantelado por los recortes, no está en condiciones de atender un nuevo aluvión de pacientes que se hayan contagiado.

El gobierno de Canarias pretende contraer una responsabilidad histórica tremenda, exponiendo a su población y al turismo que caiga en la trampa, a un rebrote de la pandemia.

Le guste o no a Torres, a Pérez, a Cobiella o a Marichal, el turismo ha muerto en Canarias, como actividad principal. El Plan de Reconstrucción tiene que buscar otros rumbos.

Lo escribe y lo ratifica Chema Tante

CHEMA TANTE

MANCHETA 21