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viernes, 03 de mayo de 2024 15:20h.

¿Dónde ha ido a parar el sindicalismo? - Por Alba Piñol Farré

Me refiero a los sindicatos clásicos y mayoritarios, como la Unión General de Trabajadores y Comisiones Obreras. ¿Se puede saber qué están haciendo?

¿Dónde ha ido a parar el sindicalismo? - Por Alba Piñol Farré

Me refiero a los sindicatos clásicos y mayoritarios, como la Unión General de Trabajadores y Comisiones Obreras. ¿Se puede saber qué están haciendo?

Solo para la memoria recordaré qué fueron los sindicatos durante el franquismo. Sin quererme poner pesada recordaré que los dirigentes sindicalistas de las empresas grandes y pequeñas, durante aquella época actuaban clandestinamente, haciendo un excelente trabajo de base, la verdadera labor sindical, ganándose el respeto de los trabajadores y también la tortura y la cárcel.

Luego llegó la Transición, durante la cual los sindicatos como los partidos políticos se multiplicaron como champiñones pero, contrariamente a los partidos de izquierdas que traicionaron sus principios (nos hemos dado cuenta demasiado  tarde de la  perfidia que significó la Transición) el movimiento sindical creó un tejido de trabajadores ávidos de conquista de los derechos que se les habían negado durante tantos años.

Con la democracia, fueron desapareciendo los sindicatos minoritarios o los que no tenían una ideología clara de defensa del trabajador (como los partidos políticos). Para aquellos que llegaron a obtener una sólida base, es decir, una buena red de afiliados, sus luchas hicieron que se consiguiera  el estado del bienestar. Otros parámetros seguramente ayudaron a dicho éxito, pero hay que reconocer que el movimiento sindical con sus comités de empresa, la negociación de convenios colectivos, los movimientos sindicales, sus acciones y las huelgas se llegó a sindicar a la mayoría de los trabajadores.

Pero con el tiempo, las cosas se han ido empañando. Los sindicatos se han convertido en monstruos administrativos en manos de unos cuantos. Donde sus directivos han amasado mandato tras mandato bajo el pretexto de que “tenían los contactos” y por lo tanto el trabajo más fácil.

Han pasado de defender a los trabajadores a pactar con el gobierno de turno y las organizaciones empresariales medidas híbridas que les permiten estar siempre de buen rollo con la monarquía, los gobiernos y grandes empresas.

Desde hace más o menos seis años el paro ha ido creciendo de manera escandalosa sin que los sindicatos mayoritarios hayan hecho nada para frenarlo si no es con declaraciones diluidas y dos reformas  laborales catastróficas.  Hay que reconocerles el éxito de las dos últimas huelgas generales convocadas durante el año 2012 seguidas de manifestaciones multitudinarias, es decir que a pesar de todo, los trabajadores y los ciudadanos siguen creyendo en ellos. Pero nada. No sólo no tienen nada nuevo que proponer sino que además en su política o acción sindical frente al paro y los parados, digo yo que como esos más de seis millones han dejado de ser trabajadores, parece que les hayan olvidado. No tienen alternativas para ellos y si las tienen las disimulan muy bien.

Hoy es de nuevo Primero de Mayo. Para unos es la fiesta del movimiento obrero internacional; para unos segundos la fiesta del trabajo; para otros la conmemoración de la masacre de Chicago, que por cierto fue un movimiento de sindicalistas anarquistas, que lucharon para la obtención de la jornada de ocho horas. Eso ocurrió, lo recuerdo para los olvidadizos, en 1889. ¿Dónde están hoy las jornadas de ocho horas? Pues desapareciendo, como todo.

Eso sí, la manifestación tendrá lugar y espero y les deseo que sean más multitudinarias que las de hace escasamente seis o siete años a las que asistíamos cuatro gatos. Y digo bien; cuatro gatos porque la mayoría de los altos responsables nacionales y autonómicos, excepto los secretarios generales, solo faltaría, aprovechaban el primero de mayo para irse de fin de semana. No creo que sea el caso de hoy. Necesitan estar todos los que quedan porque ya quedan pocos ante las masivas detracciones.

Pero parece ser que, como en política, los movimientos alternativos y otras corrientes ciudadanas que están contra el bipartidismo inútil, también están contra el bisindicalismo inservible, y organizarán una manifestación paralela.