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jueves, 25 de abril de 2024 00:27h.

Parece que escuchó - por Isidro Santana León


Quizás el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Cardona, haya reflexionado sobre la verdadera necesidad de dónde hay que poner las cámaras de vigilancia, pues ahora quiere hacerlo en el consistorio capitalino, tal y como anuncié en un artículo relacionado con este asunto, no hace mucho tiempo.
 Parece que escuchó - por Isidro Santana León      
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Quizás el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Cardona, haya reflexionado sobre la verdadera necesidad de dónde hay que poner las cámaras de vigilancia, pues ahora quiere hacerlo en el consistorio capitalino, tal y como anuncié en un artículo relacionado con este asunto, no hace mucho tiempo.

El gran despilfarro ya se materializó con la compra e instalación de los aparatos, concretamente en el barrio chino de Arenales, no porque aquella fuera una zona conflictiva –su concejal en esta materia así lo reconoció–, sino porque, seguramente, se le está haciendo un favor particular a los advenedizos residentes llegados al lugar, no acostumbrados ellos a ver de cerca este antiguo y honesto trabajo, de cuyos pensamientos burgueses se promueve acabar con la actividad putañeril para que el barrio pase a ser zona residencial.

Yo sigo manteniendo que la verdadera y más pornográfica prostitución se continúa ejerciendo en las administraciones llamadas públicas, donde auténticos rameros y rameras, proxenetos y proxenetas –para no ser semánticamente machista– investidos de autoridades y legitimados por el voto de sus feudos, palanganean y desvían el dinero de la gente hacia sus erarios particulares o los de sus familias.

La otra vez dije que, efectivamente, habría que instalar cámaras televisivas en el consistorio capitalino, en el Tribunal Superior de Justicia de Canarias, en la Delegación colonial de Hacienda, en el Tribunal de Cuentas y en todas los demás piñones del engranaje colonial, departamentos desde donde se mangonea, engaña y estafa al pueblo canario.

Y no me refiero a los partidos de gobierno allá donde los haya; anuncio que al 99%  –para hacer justicia con ese 1% de almas que están en el limbo, que tienen miedo o que rinden sumisión a sus jefes– de los políticos, técnicos y funcionarios ideológicamente afines, no basta con ponerle cámaras para que estén bajo vigilancia en sus funciones, sino que, como dice Daniel Estulin  en uno de sus libros que habla de las nuevas técnicas para automatizar a la humanidad, habría que colocarles un chip para tenerles controlados en todo momento y agarrarles en las actividades espurias que llevan a cabo fuera de los edificios gubernamentales.
 
Son muchas las reuniones, cenas y fiestas que hacen los políticos en las mansiones de algunos empresarios, especuladores y hasta mafiosos etc., entorno donde se toman las verdaderas decisiones que van a afectar a la chusma, donde se hacen los grandes negocios y planifican las estrategias para, de forma arcana y sutil, destinar el dinero, de todos los gilipollas que producimos y pagamos, a las arcas de estos grupos de presión y de sus amigos, recibiendo a cambio, los elegidos y destinados a velar por los intereses públicos: bienes dinerarios que bordean el fisco, puestos de importancia en las empresas privadas y hasta en los consejos de administración, para cuando dejen su vida gubernamental, si es que la dejan alguna vez.

No hace mucho nos advertían que nos iban a subir el precio del agua porque no había subvenciones para la desalación, y resulta que del capital de Emalsa, los beneficios de la parte pública, mediante tretas especulativas, se la han llevado nuestros gestores y la parte privatizada de la empresa, pues lógicamente la misión de está es sacar fuertes tajadas sin importarles la ley ni la ética.

En consecuencia, hay que ponerles un chip a los jueces, y especialmente a algunos del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, porque, según cuentan algunos periódicos de la colonia, la prevaricación ya no es una sospecha ni una presunción, sino que es de facto. Pero los políticos no temen a la justicia porque son ellos quienes la influencian, condicionan y determinan –tal vez tienen claro que los jueces no se pueden mover porque están bien agarrados por los huevos– y, en este sentido, tenemos al Sr. Jerónimo Saavedra que, cual mamón y egoísta, no suelta los cargos ni a palos, quizás porque aferrándose al poder tiene más posibilidades de inmunizarse ante la ley, entendida su complicidad en la corrupción durante ha vivido en lo público y de lo publico: este personaje era Alcalde de Las Palmas de Gran Canaria y presidente del consejo de administración de Emalsa cuando el chanchullo que ahora está en manos de la justicia francesa y de la española aún no se sabe. No Obstante, los políticos parlan sobre cámaras, pinturas o héroes del western
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Con el único político que se han cebado los jueces, para dejar manifiesta su independencia y rectitud, ha sido con Dimas Martín… ¡Qué le ha importado nunca al trino del sistema que sus operarios roben, delincan o asesinen! Lo que no les perdona es que se enfrenten al mismo o no acaten sus directrices, osadía que cometió Dimas en algunas ocasiones, desoyendo el dictado de la metrópoli y manteniendo relaciones con Marruecos sin la mediación e injerencia de España, por ejemplo cuando trató de firmar el Cabildo de Lanzarote con el país alauita algunos acuerdos de pesca potencialmente beneficiosos para Canarias.

En la cara opuesta tenemos al Marqués de Las Dunas, Sr. González Arroyo, al que se ha cogido en manifiesta corrupción, a través de escuchas telefónicas, vertidas a lo público, hechos y pruebas que constatan su proceder delictivo y, sin embargo,  a este maleante no le echan mano porque es un españolista que acata el estatus de su madrastra patria y contribuye a la estabilidad colonial de Canarias y a la domesticación de sus hijos.

Creo que Dimas Martín no fue más corrupto que González Arroyo ni que otros españolistas que no han tocado la prisión. Pero Dimas fue la gran oportunidad para que la justicia “independiente” se pudiera lavar la cara ante tanta podredumbre –pues han dejado prescribir y cuando no, archivar tantas denuncias contra la casta dominadora– porque el líder del PIL motivaba y financiaba el independentismo en Lanzarote, actitud que no le perdonó jamás el sistema colonialista español: “puedes robar si eres de los nuestros, si no, eres un delincuente y te lincharemos”.

No es una cuestión de cámaras; por mucho maquillaje y nuevas películas que quieran rodar, la mierda es connatural y va inherente a toda mujer u hombre que se preste a participar del retrete colonial. Al colonialismo español se le combate para acabar con su inhumano régimen aquí, en Canarias, porque participar de él es hacerlo de su naturaleza criminal, mediante su postiza democracia, lo que lleva inexorablemente a la pudrición del alma: al deshonor, la inmoralidad y la justificación de cuanta desgracia le ocurre a nuestro pueblo. Más que nunca la independencia: nos aniquilan como pueblo.