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martes, 23 de abril de 2024 10:22h.

¡Vaya semanita! - por Paco Déniz

Comenzó la semana con la muerte de uno de mis grandes ídolos infanto-musicales: Tony Ronald, solo en su cuarto, en un rincón, apurando una copa y una ilusión. Luego va y se muere José Sancho “el estudiante”, lugarteniente de mi adorado Curro Jiménez, martillo de corruptos e impostores.

El almendrero de Nicolás

¡Vaya semanita! - por Paco Déniz

Comenzó la semana con la muerte de uno de mis grandes ídolos infanto-musicales: Tony Ronald, solo en su cuarto, en un rincón, apurando una copa y una ilusión. Luego va y se muere José Sancho “el estudiante”, lugarteniente de mi adorado Curro Jiménez, martillo de corruptos e impostores.

Pero el colmo de las desgracias fue la tarde del martes cuando presencié el robo del Madrid al Manchester United con la expulsión de Nani; un vuelco me dio el estómago. Algo  malo iba a pasar, malos augurios. Un partido en el que los anglos ganaban y jugaban mejor se tornó oscuro como el cielo de Britania cuando el condenado árbitro se ganó el sobre de Florentino.

Efectivamente, con ser una desgracia ese robo, nada comparable con las consecuencias mediáticas de la anunciada muerte del camarada Hugo Chávez. De inmediato los tertulieros salieron pertrechados de sus cloacas y abarrotaron las cadenas públicas y privadas con el rollo derechista de quien no tiene argumentos ni votos para desmontar una política justa con los desfavorecidos, cuando de atacar a una revolución se trata.

Se hincharon las huestes del capitalismo ramplón y del zoquetismo estéril que sigue pensando que nuestra democracia es mejor que cualquiera que presida alguien más moreno y diferente de la cuenta. En cambio, no pudieron  acusar a Chávez de corrupción, ni de no poner los recursos del país al servicio de los venezolanos, ni de no ganar todas las elecciones y las consultas populares -aunque eso a los fachas les de igual-, ni de construir una de las democracias más participativas que se conocen, ni de devolverle la identidad y la ilusión a un pueblo que iba camino del desastre colombiano, y hoy distribuye la riqueza, genera empleo e ilusión en toda la comarca, excepto, claro está, en la burguesía y en los portavoces de la autodenominada colonia canario-venezolana que da vergüenza ajena.

En fin, que los mismos de siempre se pusieron las botas del pensamiento único políticamente correcto y se portaron bien para que los sigan contratando. Dispararon a la supuesta república bananera venezolana y justificaron la evidente monarquía bananera española. Y todavía estamos a jueves.

Paco Déniz

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