4-M, las elecciones más crispadas que se conocen - por Erasmo Quintana
4-M, las elecciones más crispadas que se conocen - por Erasmo Quintana *
Y la guinda: jamás hemos visto (no por las televisiones, pero sí en las redes sociales, ¡benditas sean!) la confianza que existe entre Felipe VI y la aspirante a renovar la alcaldía de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que en un acto oficial del Día del Libro le metió por la espalda su mano derecha en el bolsillo de la chaqueta con disimulo, no se sabe si para hurtarle algo o para depositar allí la presidenta alguna misiva, cosa que el rey sobre la marcha se percató, girándose hacia ella, escenificando su sorpresa. Con posterioridad, Vanitatis, de El Confidencial, sin usar la secuencia completa, lo despachó con que ella creyó que el rey, moviéndose hacia atrás, la podía pisar. Habíamos visualizado toda la toma, y de que se movía hacia atrás no es verdad. Ahí lo dejo, y la conclusión: Nada es lo que parece, por lo que todo puede ser.
En estas elecciones autonómicas las ideologías han dado paso a las emociones. Se ha bajado tanto el listón que en los mensajes de los candidatos, de lo menos que se habla es de aquello que preocupa y necesita el potencial votante, dando paso al odio, el insulto, la amenaza, encontrándose la violencia a flor de piel. La derecha conduce su parlamento con visceralidad al fondo abisal de las emociones humanas. Se vienen usando mensajes que conducen a hacer sentir a quienes los escuchan una sensación de inseguridad, de amenaza, de que algo malo le puede ocurrir, aquello que lo lleva a la angustia del alma, de la emoción, del sentimiento, la pasión y la insatisfacción. Son expresiones dirigidas a la emoción, la felicidad, el miedo, la cólera o la sorpresa, la euforia, y la tristeza. Manifiestan los estados emocionales expresando aquello que sale de lo más hondo del entender, que incide en nuestro estado emotivo. La crispación está en todos los ámbitos. Esta vez habrá un número importante de votantes que lo harán bajo la emoción positiva o negativa que perciben de los candidatos, y poco por el contenido de sus programas y lo que representan políticamente. Votarán a aquél que les produzcan menos rechazo, aquél que les cae mejor. También habrá quien vota a Díaz Ayuso (PP) para que no gane Gabilondo (PSOE) o Iglesias (UP). Nunca, oh, sorpresa, porque le convence y gusta más el programa (Ayuso ninguno lleva) que presenta y promete a los ciudadanos, si llegan a ser elegidos.
La autoridad suprema sobre esta materia era de ella, la presidenta, y la hizo valer. Lo que ya no es aceptable, es la intención suya de echarle toda la culpa de los fallecimientos de abuelos que en esas residencias se produjo, a Pablo Iglesias, porque esto sí es canallesco.
El 4-M es el día y la hora de la izquierda. A la oportunidad la llaman calva. A ver si es verdad.
Erasmo Quintana