Acaso imprudencia de la señora Carmena, alcaldesa - por Nicolás Guerra Aguiar
Acaso imprudencia de la señora Carmena, alcaldesa - por Nicolás Guerra Aguiar *
La señora Carmena es alcaldesa del Ayuntamiento de Madrid. El lunes de la semana pasada recibió al presidente de Israel, Reuven Rivlin, a quien entregó la Llave de Oro de la ciudad. Solo se trataba de un acto protocolario: sucede con todos los jefes de Estado que visitan Madrid.
Rivlin y Carmena
Desde su propio partido surgieron duras críticas: no pueden ser bienvenidos quienes fuerzan a ciudadanos palestinos a buscar refugio en otros países. El portavoz del PP en el Ayuntamiento, por el contrario, apoyó “sin fisuras” la acogida. Pero reprocha que el trato no se parece al recibido meses atrás -“mucho más solemne”- por el señor Macri, presidente de Argentina.
Por tanto, la cuestión planteada es obvia: si el hecho fue del agrado del PP pero rechazado por los correligionarios de la señora alcaldesa -concejales, sectores sociales de izquierdas…- ¿traicionó a las víctimas de la tragedia palestina y, a la par, impactó contra la esencia ideológica de la confluencia por la cual se presentó como candidata a las municipales? (En el acto, recordemos, tampoco hubo discursos ni efusiones.) ¿O solo cumplió con “las normas del ceremonial”? Vayamos por partes.
Como añadido a la sensibilidad de la señora Carmena la intervención económica del Ayuntamiento madrileño por parte del Gobierno central no es, parece, ni casualidad ni urgencia vital. Muy al contrario: según profesores de Teoría Sociológica (UCM) y la Fundación valenciana Nexe "Se trata de limitar al máximo las posibilidades de acción del
Por otra parte, la represión física y psicológica sobre sospechosos palestinos es brutal. En torno a 6.500 presos llenan las cárceles de Israel, algunos con once años entre rejas. En 2015 el número de niños detenidos se elevaba a 400. ¿Supuestos terroristas? Nadie es culpable de nada mientras imparciales investigaciones lleven a los sospechosos ante los tribunales y estos dicten sentencias condenatorias. Así, en nuestra Constitución, artículo 7.2., se lee: “[…] en el plazo máximo de 72 horas el detenido deberá ser puesto en libertad o a disposición de la autoridad judicial”.
Pues bien. Para evitar comparaciones con cartas magnas europeas, el Gobierno israelí sacó del cinismo la categoría de “detención administrativa”: permite la retención en instalaciones penitenciarias sin cargos ni juicios… ni tiempo límite. Por tal razón cualquier niño palestino de doce años puede ser enjuiciado por tribunales militares. Y si es condenado deberá cumplir la pena en prisiones para adultos.
Esta es la realidad frente a una mujer de sólidos principios éticos, la señora Carmena. Pero, a pesar de todo, la alcaldesa recibió al señor presidente de Israel y le entregó la Llave de Oro de Madrid. Pudo haber delegado en alguien de su equipo. O, con radical posicionamiento, prohibir la celebración del acto. Pero ni otro concejal ocupó su lugar ni hizo caso omiso a la visita, lo cual indignó a compañeros de partido, concejales de su equipo, asociaciones… y agradó al PP. (La memoria recuerda que el católico rey Balduino de Bélgica renunció a la corona durante 36 horas para no firmar la despenalización del aborto -año 1990- se alegó “incapacidad temporal para reinar”. Y desde la izquierda española -2014- se criticó duramente la visita del presidente Rajoy a Obiang, dictador guineano.)
La señora Carmena, en fin, es libre de actuar como considere oportuno. En este caso -y a pesar de los desiguales tratos dados a los presidentes de Argentina e Israel- priorizó su condición de alcaldesa frente al rigor ético y a la coherencia. (¿Habrá influido la entrada de capital israelí en el Atlético de Madrid, equipo con grave déficit económico?)
* La casa de mi tía agradece la gentileza de Nicolás Guerra Aguiar